sábado, 18 de agosto de 2007

Mi cascada particular.


Hoy fui a ver unos departamentos en venta, ahí por la calle La Suiza. Al ir de la calle Costa Grande hacia ellos me encuentro con un espectáculo que sólo pensé que sería posible de ver en Costa Rica o de perdida en la selva chiapaneca o guatemalteca. Un geyser horizontal brotaba de uno de los tubos de de una estación de CAPAMA y bañaba de manera hermosa la copa de los árboles que había enfrente; eran como las 7 y media de la noche.

El chorro era tan fuerte que cruzaba una calle que mide por lo menos 4 metros de ancho y la altura que alcanzaba no era menor a esta misma cantidad. La visión de esta nube de gotas cruzando con fuerza por encima del pavimento era por demás invitadora y preocupante. Invitadora porque el calor era inaguantable. Preocupante porque uno se preguntaba “…bueno y toda esta agua desperdiciándose…¿a quien le va a hacer falta?”.

No tenía crédito en el teléfono celular así que no hablé para reportar en ese momento, pero pensé que una fuga tan importante no podía pasar desapercibida para la tan criticada paramunicipal, sobre todo, por comentario de un vecino, teniendo en ese lugar a un vigilante equipado con un radio para reportar cualquier anomalía.

En mi ignorancia actual de la problemática de CAPAMA, de la cual se cuentan cosas nada buenas (incluyendo desde calificativos ya antiguos de ser la “caja chica” de las administraciones municipales hasta la de haber colocado una cantidad absurda de “conejitas” y “conejos” con sueldos estratosféricos y no devengados –al menos fuera de una cama- pasando por acusaciones de falta de mantenimiento, de amenza de cortes de energía eléctrica por falta de pagos a CFE y otros como derechos de CNA, gobierno estatal y etcétera) yo, al igual que cualquier ciudadano común, lo único que quiero es al abrir la llave tener el servicio por el que se paga.

El día de trabajo estuvo intenso. El tráfico, imposible. Aún tenemos visitantes en el puerto y con sus vehículos engordan aún mas el ya de por sí espeso circular automovilístico de Acapulco. Los toleramos porque son los que nos mantienen. Al llegar a casa lo único que pienso es en quitarme la ropa y ¡aaahhhh…! un rico, fácil de conseguir, reconstituyente y refrescante baño en la regadera.

Ya encueradito me coloco en el medio de la ducha, giro con desesperación la llave y ¡aaaakkk….! ¡No hay agua! Voy y todavía confirmo estúpidamente en el lavabo para ver si ahí sí había agua. Nein. Compruebo con furia adonde debió haber ido el agua que ahora se derramaba por toda la calle La Suiza sin ningún provecho. Pienso que hasta suerte tienen para que no se haga pública esta megafuga, pues el agua va al cauce de un arroyo y no llega en chorros a inundar la Av. Costera. La callecita es muy discreta, así que nadie se entera de nada. Pero aún así mi tinaco estaba seco y yo pegajoso y molesto.

En un arranque de “al menos hacer algo” me pareció recordar el teléfono para hacer este tipo de reportes. Marco el 073 y el teléfono timbra en las ahora, malditas por mí, oficinas de CAPAMA.

- CAPAMA por una nueva cultura del agua, en que le puedo servir (tono institucional)
- Señorita, hablo para reportar una fuga de agua cerca de mi casa. (furia contenida)
- Ay gracias señor, me puede decir en que calle está la fuga. (preocupada)
- Si como no señorita, esta en la casa de bombas o estación que tienen ustedes en la calle. La Suiza. (cooperativo)
- ¡Ay, otra vez….! (tono de hastío) Este, bueno, sí a ver dígame. (conciliadora)
- Sí, como le decía es una gran fuga, y se esta perdiendo mucho agua. Yo calculo que se están yendo por ahí por lo menos 200 litros por segundo. (versado en el tema)
- ¿Cuánto dice…? (preocupación paternal)
- Le digo que se están perdiendo ahí por lo menos 150 o 200 litros por segundo. Es una fuga grave señorita, manden alguien rápido para arreglarla. (¡hagan algo!)

Me pide mi nombre y se lo doy junto con mi número de teléfono. Ella me agradece el reporte y cuelga después de haberme santiguado de nuevo con la frase de la nueva cultura del agua.

Me regreso a la casa y espero por lo menos una hora. Me asomo a la calle y se puede oir hasta acá el ruido del agua cayendo al pavimento. El asunto va pa’ largo. Yo sigo pegajoso, sin poder lavar mi ropa, mis trastes y mi acaloramiento costeño de todo el día. Harto de todo, tomo la unica resolución posible en estas circunstancias; el reloj marcaba las 10 de la noche.

Al amparo de un ligeramente mascullado “ingue su ma…” me enfundo en mi bikini, me enredo en una toalla y con mi jabón y shampoo en mano me encamino chancleando resignadamente a la cascada “CAPAMA” que la paramunicipal me hizo el favor de poner en mi calle. Al llegar veo que el chorro es tan violento que me tengo que buscar una orillita para que no me tire sobre la calle o me saque un ojo si pongo la cara franca sobre el surtidor.

El ambiente esta cargado de microgotitas generadas por el choque violento contra la calle y los árboles y que le da ese aroma a maravilla natural que tienen las cascadas que caen desde puntos muy altos. La ilusión es perfecta. El agua esta fresca y lava todo mi calor y mi malestar en un santiamén. Me enjabono, me pongo shampoo y puesto debajo de la cortina de agua me lavo en menos de un segundo. ¡Aaahhhh! Esto es lo que buscaba. Bendita CAPAMA que por un usuario fabrican una cascada-geyser para su muy particular y hedonista disfrute.

Pasan unos muchachos en un vochito y después de sonreir con simpatía conmigo me piden permiso para lavar su auto. ¡Adelante muchachos, el agua es suya también! Lo meten primero de frente para lavar un costado y luego en reversa para lavar el otro. ¡Presto! El carro queda instantáneamente lavado con 2,000 litros de agua en menos de un minuto. Hago el cálculo para mí y llego a la conclusión, por el tiempo en que estuve, que me bañé con no menos que 10,000 litros de agua….¡rico! A un gasto promedio de 50 litros por regaderazo se podrían haber bañado con esa agua 200 adultos…o 300 niños…o 45 elefantes o…250 taxis….o…

Ya de regreso y de buen humor, me dispongo a escribir este relato de frescura en mi computadora. Y la invitación está abierta. ¡Vecinos del Fracc. Las Playas, si el agua no llega a sus casa es porque escapa por mi cascada particular! Los invito cordialmente a que hagan uso de ella y la convirtamos en un nuevo balneario en Acapulco, para beneficio y disfrute de los propios acapulqueños.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Efren, te quedaste corto con tu artçiculo YO CONFIESO QUE HE PESCADO, porque te falto decir que ya no hay ostiones en la bahía, y que se estan acabando el cayo margarita, la langosta, y otros mariscos, y que NINGUNA AUTORIDAD HACE ALGO POR IMPEDIRLO,o para dar a conocer la veda para que se sigan reproduciendo. EL PESCADOR NECESITA SER EDUCADO, Y NO SOLO CASTIGADO, porque es en su beneficio, y se debe meter a la carcel los que pongan trasmallos, creo que esta penado por la ley, pero no la aplican.

Anónimo dijo...

Efren, te quedaste corto con tu artçiculo YO CONFIESO QUE HE PESCADO, porque te falto decir que ya no hay ostiones en la bahía, y que se estan acabando el cayo margarita, la langosta, y otros mariscos, y que NINGUNA AUTORIDAD HACE ALGO POR IMPEDIRLO,o para dar a conocer la veda para que se sigan reproduciendo. EL PESCADOR NECESITA SER EDUCADO, Y NO SOLO CASTIGADO, porque es en su beneficio, y se debe meter a la carcel los que pongan trasmallos, creo que esta penado por la ley, pero no la aplican.
Alberto Peña

Anónimo dijo...

Efren hubieras invitado a la sindica es vecina de esa zona haber que opinaba o ya de plano se hechaba un bañito tambien.