sábado, 28 de julio de 2007

Las 7 Antimaravillas de Acapulco.


¿A poco a Ud. no le llegó? ¿No me diga que no le llegó ese correo incitando su mas íntima vena de mexicanidad y le pedía su voto para que Chichen Itzá saliera “premiada” con la distinción de ser una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Hay que reconocer la habilidad y la mente mercadológica que lanzó la convocatoria para reinventar uno de los clichés mas inamovibles de la historia del hombre y que eran Las Maravillas del Mundo Antiguo, que, para no contradecir lo mágico que ya de por sí era evocarlas, eran por supuesto en número de siete.

Yo, mexicano que deseo que destaquemos en algo positivo a nivel mundial, ya sea futbol, luchas,turismo,exhibiciones folklóricas- ojala fueran cosas mejores –dije: ¡Va! Ahí va mi voto para que ingresemos –aunque no las hayamos construido nosotros- en este nuevo Salón de la Fama en el que aparentemente todos quieren estar.

Días después me llega un correo que me hace arrepentir haber emitido mi voto: me acusaban de ser uno de los que había contribuido para que se incrementara el número de turistas de tal manera que nuestras antiguas y venerables pirámides se irían adheridas en forma de polvo en las patitas de los millares o millones de visitantes en que se incrementaría el turismo en el sitio arqueológico. ¡Chín! ¿Y ahora? ¿Cómo me desdigo? Cuando ví que Chichén Itzá salió finalmente nombrada no supe si alegrarme o no.

Ahora la moda se extiende y aparece una nueva propuesta: nombrar Las 13 Maravillas de México. Ta gueno, todo lo que sea promoción es bueno. Dejando el periódico a un lado entré en un estado de ensoñación para seleccionar mentalmente las que más a mano tengo y ¡horror!, me fue mas fácil encontrar el lado malo que el lado bueno. Hay muchas maravillas en nuestro querido acapulquito y por eso la gente sigue viniendo, pero también es mucho lo que no está bien y mancilla de fea forma nuestro terruño.

Con el temor de que fuera una percepción muy mía ahora en este período de ventas bajas, me presenté en el café con los cuates para pedir su opinión. La mía, junto con la de ellos, me hace menos culpable y a ellos más compartidos. A continuación enumero para seleccionar –no forzosamente en orden de importancia y con algunos comentarios - Las 7 Antimaravillas del Acapulco Moderno. Aquí, fiel lector, le damos para escoger:

*El puente de entronque de la carretera Escénica con la calle que lleva a la Universidad Loyola.
Reparado ya en tres ocasiones y todavía provocando sustos al entrar y al salir. Los brincos están de a peso.

*Planta de tratamiento de aguas negras de “Aguas Blancas”.
Que nos estamos enterando –oficialmente- que solo trata adecuadamente el 33% y el resto se va crudo al mar...¡que poca! Aguas negras y Aguas Blancas…la ironía se ensaña con lo irónico.

*Vía rápida a la calzada Pie de la Cuesta.
Rápida comparada con qué. Pudo haber sido mejor si hubiera pasado también sobre la calle de Constituyentes, pero ahora solo concentra el tráfico de manera ejemplar. Y hace falta la prueba de agua: una buena avenida pluvial en ese canal que ya ha demostrado ser insuficiente y que fue reducido en su capacidad para conducir caudales extraordinarios.

*Mercado Central.
La misma mierda insalubre e ineficiente de siempre. Y de ahí comemos todos….¡guacc!

*Puente de la Terminal Maritima al Fuerte de San Diego.
Este….¿en donde me perdí? ¿Es sólo para que crucen los extranjeros y no lo puedan usar lo mexicanos? Parece imposición de régimen cubano. Y el estilo chico, rompiendo con el entorno de ciudad antigua y defendida por el Fuerte. En La Habana aprovechan el aire de ciudad amurallada que adquiere con sus construcciones coloniales. Aquí lo “modernizamos” para el solaz del visitante. Por cierto, en el elevador para minusválidos no cabe una silla de ruedas….¿en qué me perdí de nuevo?

*Edificios de estacionamiento en la glorieta de La Diana, el de Blockbuster y el de Caleta.
“ Inocente palomita que te dejaste engañar….”. Pobre del que invirtió aquí creyendo las promesas de un gobernante que le invitó a poner su dinero en Guerrero. Con estos antecedentes ¿quién se vuelve a aventar?

*El colector de aguas negras del Río de la Sabana.
Impresionante, indescriptible, asqueroso. Va a dar a la laguna de Tres Palos después de haber recogido todo lo que se pueda recoger en el camino desde Xaltianguis, pasando por infinidad de descargas de aguas residuales irregulares, rastros clandestinos, beneficiadoras de cítricos y talleres automotrices que vierten ahí aceites y otras linduras. Y de ahí a engordar los charales, cuatetes y lisas de citada laguna. ¡Yummi!

*Laguna Negra de Puerto Marquez.
Mas qué decir. Un gran colector de aguas negras y de desperdicios de los marquesanos descuidados que no quieren a su terruño. ¡Paisanos...reaccionen! ¡Esto es suyo!

*Desarrollos inundables –e inundados- de Llano Largo y anexas.
¿Cómo se atreven a vender ahí? ¡Y cómo se atreven a comprar ahí! Lo bueno es que la mayor parte es gente de fuera teniendo esas casitas solo como inversión o para pasar el fin de semana en Acapulco. Una farsa eso de que se está resolviendo el problema de la vivienda de los acapulqueños. Y otra que solo rellenando se soluciona el problema. ¡Atención, oportunidad de negocio! Vender botas de hule y aletas de buzo en misceláneas de la zona

*Sistema de desague pluvial del Blvd de las Naciones.
¿Alcanzará, no alcanzará.? Está por verse. No hay diferencia de nivel para descargar y francamente se duda de que resuelva el problema de la inundación de esa zona. Atención inversionistas: aplica oportunidad de negocio del punto anterior.

*Canal de aguas negras de "Aguas Blancas".
Aguas negras y “Aguas Blancas”…la irónía se ensaña con lo irónico…pero, esto lo he leído en algún lado, ¿o no?

*Playa Manzanillo.
Prueba del dominio de unos pocos que no quieren mejorar sobre el de los muchos que sí quieren. Ahí seguimos teniendo el vergonzoso espectáculo de un cementerio de lanchas abandonadas a un paso de la Av. Costera y con un montón de basura fétida que se reúne en un dos por tres y que no hay manera eliminar por mas veces que vaya el camión recolector al día.

*Tope para protección de peatones del Zócalo al Malecón.
Si antes uno cruzaba corriendo, ahora pasa uno ¡volando! Yo creo al automovilista promedio le da coraje tener que subir el tope y acelera en su parte superior para aprovechar el vuelo y caer lo mas lejos posible. Se ha solucionado poniendo ahí agentes de tránsito pero….¿que no era el propósito del tope el que se disminuyera la velocidad sin tener que distraer agentes para tener que estar cuidando? Así estaba antes y no se ocupaba construir nada.

*Palacio Federal “reconstruído”
Ay nanita, cuantas viguetas y varillas cruzan por el interior de este venerable y vetusto edificio que quizá hubiera sido mejor demoler. Espero que nunca me toque por ahí un sismo.

*Multifamiliar en la carretera Escénica.
En el decir de los entendidos, una “cicatriz” para la ciudad desde el punto de vista arquitectónico.

*Carretera mataparques.
Conectando Costa Azul y El Coloso por en medio del Parque El Veladero o lo poco que queda de él. Adiós Costa Azul, adiós Veladero, adiós protección de la vegetación de los taludes rocosos. Nuevas rutas en pugna, nuevas invasiones y nueva tragedias por deslaves que se pudieron haber evitado. Y todo por una solución populachera.

En este momento me detengo porque mis asesores en materia urbana y ecológica se han hecho de palabras para decidir cuál es la mayor Antimaravilla de todas y si es conveniente llamar a juicio a algunas ahora desaparecidas, tal como el paso a desnivel del Parque Papapagayo, que no sirvió, que nunca fué y que, como me dijo mi padre, costó mas que un emisor submarino en el Mar del Norte en época de tormentas invernales. Me retiro discretamente dejándolos discutiendo para venir a escribir mi colaboración.

Quizá alguna nos faltó, quizá alguna no pertenece aquí. Usted, caro lector, ¿por cuál votaría para conformar las siete más importantes?

Emita su voto en la sección de comentarios de esta colaboraciòn.

domingo, 22 de julio de 2007

Restrición Grado 3


Los campos de recreo se dejan de regar. El soccer no se practica porque el pasto hace meses que ha muerto y el suelo esta tan recalentado por el sol que es casi un suicidio practicar deporte en estas condiciones.

Las fuentes han dejado de correr también. Cuando la situación empeoró fue una de las primeras cosas que se tuvo cuidado de corregir. Hay una severa restricción para regar brevemente los jardines sólo los martes y los jueves. Cualquier vecino que tenga un jardín demasiado verde es sospechoso de estar gastando agua de más y la “Policia del Agua” vigila sus pasos, revisando detalladamente sus actividades para agarrar a este supuesto agresor gasta-agua in fraganti. Por supuesto que esto es motivo para que vecinos envidiosos –de esos que siempre hay- aprovechen y apunten con su dedo anónimo para que multen al del jardín bonito con $1200 dólares australianos o más.

El carro no puede ser lavado en cualquier lado. Debe ser llevado a un autolavado en donde el agua se recicla para ser usada varias veces y el mismo volumen limpia muchos carros. Lavar un carro con manguera en la calle al estilo mexicano podría ser motivo de una fuerte multa.
Los medidores de agua para servicio de las casas son revisados celosamente. Cualquier incremento sospechoso es duramente castigado y sin la más mínima posibilidad de “embarrarle” la manita a algún inspector poco honesto.

Quizá lleguemos a pensar- es muy fácil pensar así - que en Melbourne la gente y las autoridades se comportan de esa manera debido a la cultura que heredaron directamente de las urbes europeas. Incialmente colonizada por ingleses, luego por griegos e italianos a final de la Segunda Guerra Mundial y últimamente por asiáticos en constante expansión, Australia padece de severas sequías en una buena parte de su territorio. Y la razón para ese comportamiento austero es realmente otra.

Las presas han llegado al nivel del 20% de su capacidad de trabajo. Y en esas condiciones, sea primero, tercero o cuarto mundo, es señal de que se deben echar a sonar todas las alarmas, llevando al gobierno australiano a tomar control de la situación y establecer muy rudas medidas de ahorro de agua y decidir lo que es mejor para la superviviencia de todos los ciudadanos. Una autoridad pues, como esas que poco se ven por acá, y las que se atreven por esta línea se ven dura e inmaduramente criticadas.

Mi amiga Jackeline usa el agua que desecha de su lavadora para regar sus plantas y de esta manera contribuye al espíritu de ahorro que anima esta gente. En ningún momento piensa en sentirse agredida por “el gobierno” y protestar junto con otros afectados por el recorte de agua frente a algún ayuntamiento por la “injusticia” cometida en contra de ellos. Es plenamente consciente de la situación y como ciudadana consciente contribuye con su granito de arena para tratar de llegar a la siguiente temporada de lluvias, con la esperanza de que esta sí llene las presas de la región. El año pasado no fue nada bueno y los ojos de los aussies solo veían pasar las nubes cargadas de agua sin que cayera en su territorio nada mas que unas pocas gotas.

De más está en retratar el asombro que sentía ella al llegar a Acapulco y ver tanta agua. Regando camellones a medio día, desechada en los autolavados, en las fugas en las calles, en los campos de golf del Hotel Princess, en las lagunetas de la entrada al Mayan Palace. Agua, agua, agua. Disfrutó tanto de esta vista, aunque por supuesto no pudo disminuir a cero el reflejo de bajarse del carro y cerrarle a algún lugar tantito para que no se desperdiciara tanta agua.

Veía yo la mortificación en sus ojos al ver tanta y tan mal utilizada. Quizá recordaba su lejana Melbourne y pensaba lo que pudiera hacerse allá con tanta agua que por todos lados veía.
Como buen acapulqueño desperdiciador de agua, me costaba trabajo entender por lo que pasaba mi amiga. Como aquí hay tanta agua. A veces la cortan en la colonia, pero en dos o tres días ya está de vuelta, lista para ser desperdiciada. La oigo goteando de excusado de mi baño que no sella bien, de mi tinaco viejo que tiene descompuesto el flotador, de la fuga de meses que está en la calle, cayendo a chorros del Nissan convertido en BMW con una plaquita comprada en una refaccionaria y que el vecino está lavando con manguera y con taaanta agua. En todos lados, somos todos, y todos también, en su momento, pagaremos consecuencias.

Este sábado El Sur anuncia, lo caluroso que va a estar… ¡la primavera! Ya no es sólo el verano. El último reporte solo confirma lo del anterior y el anterior no era nada bueno. Máximas temperaturas, pocas precipitaciones quizá, despliegue a placer de todas las enfermedades asociadas con calor, incremento en el nivel del mar, desaparición de regiones costeras enteras emulando la leyenda de La Atlántida. Mil quinientas páginas de reporte elaborado por un panel especializado de la ONU que en resumidas cuentas detalla lo bien que la estamos regando y que tendrá efectos inmediatos sobre las poblaciones humanas y sobre todo lo que exista en el planeta.

Quitemos la vista del periódico y dejemos de pensar que eso esta pasando en Australia, Africa, Bangladesh o en Iztapalapa. Esto está pasando en Acapulco y debemos empezar a lidiar con ello ahora. Con riesgo de sonar trillado le digo al querido lector…¡Ciérrele! ¡No desperdicie tanta agua…!

sábado, 14 de julio de 2007

La Liga de los Superhéroes VS Acapulco

El sol asomaba lentamente por el campo de batalla. Este era largo, asfaltado y tenía un camellón con palmeras en el medio. Inicialmente fue construído como un paseo, una avenida costera por la cual los visitantes de Acapulco pudieran movilizarse de una maravilla a otra que en conjunto constituyen el fascinante panorama tropical que es el atractivo primero y principal del puerto. La vida moderna y su velocidad lo ha transformado en un moderno coliseo. Y poderosos contrincantes luchan a diario en él.

Un pavoroso y sonriente diablo enzarzado en una danza erótica con una voluptuosa y mínimamente vestida belleza circulaba a velocidad moderada por Caleta. Se detenía a momentos como para recibir los saludos de la multitud que estaba en las esquinas y él con movimientos lentos devolvía el saludo. Algunos de ellos pagaban 4.50 pesos e ingresaban en su oferta, subrayada con una música rítmica y estridente.

Súbitamente aparece el Hombre Araña y hacienda gala de su fuerza y agilidad hace a un lado al diablo y lo arrincona contra una parada, logrando que la gente que estaba adelante se subiera con él. Traía mejor música y el chalán traía los pelos más erizados y desteñidos que los del chalán de atrás.

Este descuido y segundos que tardaron en recoger el pasaje fueron aprovechados por Nemo y Stitch, que venían peleando terreno furiosamente desde hacía 4 paradas, en una carrera que se desarrollaba entre un río de autos con gente somnolienta que de manera brusca fue despertada por esta justa entre gigantes. Pasaron silbando, rugiendo y sonando su claxon entre todos los obstáculos representados por taxis amarillos, esos pequeños bólidos sin ley atiborrados de gente que no tiene otra opción de transporte.

Pero Nemo y su contrincante fueron parados bruscamente por un formidable peleador: Winnie Puh. Este malévolo oso amarillo, en compañía de su aparentemente estúpido amigo Igor y del pernicioso Piggy se atravesaron de manera mañosa interrumpiendo descaradamente el tráfico y levantando una ola de protestas en todos los tonos de claxon que rasgaron con impotencia el fresco aire de la mañana. De esta manera este oso maldito se desquitaba de la afrenta que Drácula le había hecho ayer al ganarle el pasaje enfrente del MacDonald’s de la Gran Plaza y pasar todavía a refrescarle a su jefecita enfrente de todos. Pero ¡ah! su deseo de venganza lo había cegado, pues para su desgracia justo delante de él estaba…¡Drácula!

Con sus ojos rojos y aún sosteniendo una víctima sangrante entre sus brazos, salió lentamente de su escondite y haciendo rugir su motor diesel se lanza rompiendo el cerco de Winnie Puh y se abalanza sobre nuevas víctimas que esperan con su pasaje en la mano. El oso no puede creer lo que ven sus ojos e Igor rebuzna de rabia pero estaba hecho. Sus enemigos iban a la delantera.
De repente el vuelo de Drácula es detenido en seco por la autoridad. El representante de la ley se acerca poco a poco mientras el muy jovenzuelo chofer “espejea” buscando con ojos más rojos que los de Drácula a su competencia, pero ya es tarde. Una estampida de acero lo ha rebasado en esos preciosos segundos y el se resigna a dialogar con su captor. Después de unos minutos de negociación el oficial se retira con una sonrisa pensando en que lugar escogería para desayunar.

Constantine sale de una lateral y se integra a la lucha. Haciendo gala de su fama reciente levanta más pasaje, pues es más popular. Pero esto no iba a ser permitido por mucho tiempo. Además, se hacía tarde, y la gente ya no esperaba tanto a su superhéroe-villano-antihéroe-granuja preferido. Lo que querían era llegar. Eso acortaba las ventajas y recrudecía la pelea.

Había un competidor fantasma, uno que solo iba de azul. Sin identificación, solo su número de circulación. Era mal visto por los demás, pero a él no le importaba. Su atractivo era mas sutil. Su música, engolosinadora. Le cantaba al amigo traidor, al abandono, a la pobreza, a la mala suerte, a la mala mujer o mal hombre, a la muerte en balaceras, al culto infecto del narcotraficante. La gente hipnotizada por estas letras se programa a nivel subconciente para llegar a su trabajo y casa sintiéndose derrotada, triste, traicionada, muerta. Esta es una droga que la gente busca y el chofer lo sabía. Día a día hacia su entrega y la gente le pagaba 4.50 pesos por ella.

Los camiones urbanos llegan a la última estación y entregan el final de su temblorosa carga humana que una vez más se congratula por su suerte de llegar a salvo a su trabajo. Dan una vuelta brusca recibiendo un alud de mentadas de madre y se alinean en la parada para comenzar a recibir pasaje. Otra carrera está por comenzar.

sábado, 7 de julio de 2007

Hola Restigouche.

La invitación a ir al Restigouche había sido reiterada muchas veces. Beni, buzo líder de la empresa Swiss Divers Association, había sido tan amable y me había contado tantas cosas del pecio que por fin me decidí a hacer el intento. Había que hacer una práctica previa para aprender el uso del equipo con tanques dobles y dobles reguladores también, pues debido a lo exigente de la inmersión se tenía que contar con sistemas redundantes: si falla alguno, se tiene el otro de reserva.

Fuimos al tradicional y en ese entonces cubierto de marea roja “Río de la Plata” y a sólo 27 metros de profundidad me sentí atontado por el nitrógeno respirado bajo presión. Decidimos con Beni acostumbrarme gradualmente a estos efectos anestésicos por lo que días después fuimos a hacer un buceo a la piedra de “La Cagada” y hacer un descenso a 40 metros. Hubo algo de aturdimiento pero no tan fuerte y me sentí muy a cargo de la situación. Un tercer buceo a los pocos días no fue tan profundo, pero me permitió reconciliarme nuevamente con la mar, que es celosa y severa con sus amantes que no la visitan y se funden con ella con regularidad.

Un día se apareció un cliente –Stefan- que quería bucear el Restigouche y Beni me llamó para que me preparara. Lo pensé un par de veces, dudando de mi propia resistencia, pero al final decidí que sí y le confirmé que meramente sí iba y qué, y qué, y qué…..

Cargamos el equipo en la lancha y llegados al punto –solo localizable por un GPS de mano- nos arrojamos al agua para iniciar el descenso siguiendo una línea de fondeo permanente que fue colocada por los suizos para arribar a puntos específicos del casco que descansa en las profundidades. Llevamos un horror de equipo colgado nuestros arneses: lámparas, consolas computarizadas, tanques de apoyo –spare-líneas con boyas. Beni lleva un sistema de circuito cerrado de última tecnología con un cartucho especial que remueve el bióxido de carbono del aire respirado para reciclarlo y aumentar su tiempo de estancia bajo el agua. Esto permite que su equipo de tanques dobles sean mucho más pequeños, aunque no por eso dejan de ser engorrosos y difíciles de manejar. Bajamos y dejamos tres tanques con mezcla de Nitrox al 36 % y una cámara fotográfica colgados de la línea de boya a poca profundidad esperando nuestro regreso.

Nos deslizamos velozmente por la línea guía devorando la columna de agua sobre el barco. La luz se pierde con rapidez y pronto encendemos las lámparas que llevamos. Seguimos bajando. Atravesamos una termoclina y después otra más; el agua se pone fría aunque no demasiado. Voy checando la profundidad y los dígitos aumentan sin cesar: 100 pies, 120, 140…..

Aparece un poste que sostenía el radar Sperry del Restigouche, en la parte trasera del puente. Su aspecto es común y conserva algo de pintura gris claro con manchas de corrosión que avanzan para teñir el barco de color rojizo. El profundímetro marca los 150 pies. Ocupé un buen de aire para rellenar mis alas de flotación hasta que comprobé que estaban neutrales; el agua se veía turbia y nuestras lámparas cortan a duras penas la obscuridad espesa. Estaba listo para iniciar el recorrido.

Me conozco en el buceo y sé hasta donde puedo llegar, y por el momento eso no era mucho. Me desplazo con tranquilidad, esquivando constantemente las fuertes corrientes encontradas que baten la cubierta del acorazado. Mantengo mi mano izquierda sobre la superestructura a manera de cuerda de vida que me mantenga a salvo de caer en el abismo de frío y de lodo que sé que se encuentra abajo. Con mi lámpara ilumino escenas de medio metro cuadrado que mi cerebro registra como flashazos de color rojo, amarillo y blanco de los organismos que ahí abajo viven, confirmando que el Restigouche había cumplido su palabra de convertirse en un arrecife artificial para beneficio de Acapulco, a pesar de algunos malos acapulqueños.

Mi vista al frente me trae la silueta de Beni recortada contra el resplandor de su lámpara muy apagada por la turbidez del agua. Mis aletas constantemente golpean contra Stefan dándome a entender que él está muy cerca también; así de compacto era el grupo. Cada pocos metros la lámpara de Beni apuntaba hacia arriba y hacia abajo para mostrarnos en donde se encuentran las redes agalleras que vuelven tan peligroso este buceo. Trozos de malla de muchos calibres se encuentran enganchados en la superestructura del barco y capturan de manera inútil peces que nadie come. Buzos también que se atreven a practicar este deporte de máxima emoción en Acapulco.

A ratos consulto mi consola de buceo y el último dato de profundidad que me arrojó fue la cifra de 194 pies. Casi 60 metros en el Sistema Métrico. La conciencia de la inmersión muy fuera de lo que para mí eran los límites máximos estaba constantemente presente. El aturdimiento por la narcosis nitrogénica era mayor a lo que alguna vez había experimentando, pero aún tolerable.

Constantemente me autochecaba: volteaba a ver a mis compañeros, veía mi consola, arreglaba el cinturón de plomos que se me estaba cayendo, vistazos constantes al abismo a mi derecha, vistazos a la multitud de organismos que cubren la superficie metálica del barco a mi izquierda y otra vez a checar a mis compañeros. Todo bien, a buena velocidad, en secuencia torpe pero todavía aceptable.

Dimos la vuelta al puente y al dirigirnos hacia la chimenea súbitamente una fuerte corriente nos barrió literalmente fuera del casco del barco. Nadamos rápidamente para regresar y buscar cobijo del río submarino y entonces comenzó la parte difícil del buceo, al menos para mí. Una oleada de frío obscuro invadió mi visión y se extendió por mis brazos hasta brotar por a la punta de mis dedos. Mi piernas dejaron de existir y la conciencia de mi cuerpo se replegó a sólo mi cerebro que en ese momento se debatía oprimido por la fría garra de las profundidades. Alcancé a distinguir que el miedo quiso hacer su aparición pero esto era aún más fuerte, más imponente, más agresivo que el mismo miedo, que fué sacudido con violencia y arrojado a un lado sin muchos miramientos. Me sujeté de la parte del barco que mas a mano tuve y no supe si fue metal, carne o cuerda.

Beni ya algo se esperaba y me estudiaba con detenimiento; su cara se veía plana y pálida, y con su visor y su regulador de color negro en la boca me recordaba fuertemente a la pintura de “El Grito” de Edward Munch, solo que en versión monocromática. Me aseguré de que me entendiera e hice con la punta de mi índice derecho un par de círculos en sentido horizontal que en tierra firme normalmente quiere decir “voy a dar la vuelta”. En estas condiciones y a esta profundidad quiere decir “…¡auxilio, sáquenme de aquí!”. Beni asintió un par de veces y señaló con su pulgar la superficie. Voltee hacia arriba y solo ví un poco mas de obscuridad. Stefan era sólo una sombra sin forma que yo no sabía para que estaba ahí.

Por algún lugar apareció una cuerda que se parecía de manera muy sospechosa a la que habíamos usado para descender y me agarré a este cordón umbilical viscoso que me llevaría de manera segura a la superficie. “Solo unos metros…”- me decía,- “…solo unos pocos metros de ascenso y esto desaparece…” me decía una parte racional que luchaba furiosamente con la parte animal que desbocada quería tomar control del cuerpo que alberga a ambas. Y efectivamente, el terror, el frío desaparecía con rapidez, pero el mareo no se iba.
Sigue ascendiendo…sigue ascendiendo…60 pies por minuto para llegar a la primera parada de descompresión…sigue ascendiendo…”. De repente recordé mi consola y miré el display. Cien pies todavía, ya dentro de lo que considero mi zona de seguridad pero todavía hondito. Seguimos ascendiendo; tiempo después el agua se puso caliente y arribamos a la zona de descompresión.

Beni tomó uno de los tanques con una mezcla de Nitrox y con bandolas de bronce lo sujetó a unas anillas de mi arnés. Con dos dedos me indicó que cambiara de regulador para respirar de este tanque y acelerar el proceso de desaturación de nitrógeno. La primera bocanada me supo dulzona y caliente. El mareo había disminuído a un nivel aceptable pero no se iba por completo; yo comencé a respirar profunda y pausadamente con la esperanza de que se me pasaran los efectos de la narcosis.

El plan de “Deco”, como le dicen estos buzos, consiste en estancias por varios minutos a profundidades predeterminadas: la primera es a 12 metros, la segunda a 9, la tercera a 6 y la última a 3 metros. En cada una de ellas se respira aire a presiones ambientales cada vez mas bajas y esto permite que el nitrógeno que satura la sangre y otros tejidos del cuerpo se libere gradualmente vía respiración, evitando así que forme burbujas en el interior del cuerpo. Con la organización cultural que caracteriza a los suizos me habían sujetado al antebrazo izquierdo una tablilla de plástico con la información anterior anotada con números grandes previniendo el caso de que me hubiera separado del grupo y hubiese tenido que llevar a cabo un ascenso en solitario. Los tiempos son importantes: por 18 minutos de “tiempo de fondo”, que incluye desde que iniciamos el descenso hasta que iniciamos el ascenso, necesitamos completar 40 minutos en el antes mencionado Plan Deco. Esta es la cuota que cobra la aventura.

Este tiempo es aprovechado para sacar algunas fotos con la cámara que habíamos dejado colgada de la línea de fondeo, pues no podíamos bajarla debido a que el estuche plástico que la protege no aguanta la presión del agua a más de 40 metros. Nos tomamos algunas fotos colgados de la línea, en un agua turbia, con poca luz , abrazando tanques de más y zarandeados por una corriente que nos hacía ondear como banderas aún con tanto equipo sujeto a nuestros arneses.

Ya en la superficie comentamos animados los detalles de la muy breve inmersión –solo 12 minutos- que en esta ocasión no nos premió con agua clara ni muchos avistamientos. Pero el camino estaba abierto y la curiosidad había sido fuertemente avivada. Beni me miraba con una sonrisa a medias y con chispas de humor brillando en sus ojos, pues advierte con facilidad que el alma todavía no me vuelve bien al cuerpo. De repente me espeta sin previo aviso:
“¡Que onda Efrén!….¿vamos el viernes?
Le sostengo la mirada burlona por unos segundos y pienso : “…el viernes no, pero el sábado a lo mejor sí…”
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*Un reconocimiento agradecido a Beni Hess, a Philipp Michel y a la Swiss Divers Association que han logrado como empresa ofrecer un servicio de deporte extremo en Acapulco con un nivel de seguridad muy razonable, contribuyendo así al desarrollo del submarinismo y del deporte en general en nuestro país.
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*La imagen del Restigouche hundiéndose es de Karina Tejada, fotógrafo del periódico El Sur.

lunes, 2 de julio de 2007

Oxígeno.


“El oxígeno es un elemento químico de número atómico 8 y símbolo O. En su forma molecular más frecuente, O2, es un gas a temperatura ambiente. Representa aproximadamente el 20% de la composición de la atmósfera terrestre. Es uno de los elementos más importantes de la química orgánica y participa de forma muy importante en el ciclo energético de los seres vivos, esencial en la respiración celular de los organismos aeróbicos…” Enciclopedia electrónica Wikipedia.

“… esencial en la respiración celular de los organismos aeróbicos … esencial en la respiración celular de los organismos aeróbicos …” la frase giraba en torno a mi cabeza mientras arrancaba el auto y me disponía a contribuir al invernadero global con algunos gramos de monóxido de carbono ( un gas en cuya composición se encuentra el oxigeno) y me dirijo a dar un vistazo al mundo.

No, no siempre estuvo ahí. Al principio de la vida en el planeta la composición de gases en la atmósfera era muy diferente. Estaba compuesta por dióxido y monóxido de carbono, dióxido de azufre, vapor de agua y pequeñas cantidades de metano, amoníaco, cloro e hidrógeno. Absolutamente irrespirable para nosotros y la mayor parte de las formas de vida de la actualidad. Pero esto cambió al aparecer de alguna manera pequeños vegetales microscópicos que merced al uso de la clorofila como parte de una milagrosa fábrica bioquímica comenzaron a metabolizar el bióxido de carbono para separarlo del oxígeno –subproducto del proceso-, reservando el carbono para la producción de…¡materia viva! El milagro de La Creación.

Los niveles de oxígeno comenzaron a subir en el planeta y las formas vivas se adaptaron a él pues ofrecía las ventajas de ayudar a transformar rápidamente compuestos varios para integrarlos a la construcción de cuerpos de todas las formas y colores posibles. La vida recibía entonces un impulso que hasta ahora ha resultado irrefrenable.

El oxígeno es además importante porque participa en varios procesos en los que se combina con diferentes materiales para formar otros compuestos en un proceso que conocemos como oxidación. Una oxidación violenta origina el fenómeno que conocemos como fuego, y en él se combina generalmente el carbono con el oxígeno para formar monóxido de carbono, gas satanizado en opinión por ser uno de los más importantes causantes del efecto invernadero. La respiración, por otro lado, es el uso de oxígeno por los diferentes organismos –incluidos nosotros- para integrar diferentes nutrientes y compuestos para la formación de nuestros propios cuerpos.

Considerado como ciclo quizá el asunto no debiera importarnos demasiado, desde el punto de vista de que lo que se produce en un lado –monóxido o su forma totalmente oxidada, el dióxido de carbono- es reciclado por los vegetales para separar el oxígeno del carbono y ser reintegrado al ambiente, en el que en una atmósfera al nivel del mar que se precie debe tener una concentración no menor al 20 por ciento.

En un principio la cosa funcionaba así y todo se reducía a seguir la línea trazada casi desde el principio de los tiempos biológicos. La balanza oscilaba hacia un lado u otro pero había pasos frecuentes por el fiel que aseguraban que el juego continuara. Hace dos siglos el asunto comenzó a cambiar.

Industrialización, modernización, comodidad, deseos de una vida mejor –interpretada-, vehículos poderosos, transportes rápidos, status social y todo lo asociado comenzaron a recargarse sobre el lado de la producción de carbono en sus dos formas oxidadas y a reducir el lado de la regeneración del oxígeno por medio de la fotosíntesis.

Cuando comenzaron a caer los bosques para alimentar a las ciudades el asunto fue grave y no se vieron sus consecuencias hasta muchos años después. Y cuando se comenzó a reducir la capacidad de producción de oxigeno de los mares el asunto repuntó a muy grave, pues con mucho la capacidad de producción de este gas por el fitoplancton marino es muy superior a la de los vegetales de tierra firme. La aguja de la balanza cruzó el fiel hacia el lado del carbono hace años y ahí se mantiene amenazando a los que consumimos oxígeno.

Por si fuera poco –o por si pensábamos comenzar a comprar equipos portátiles de oxígeno- cuando el asunto subió a la escala de problema a nivel planetario, se nos viene encima una consecuencia que a nadie se le hubiera ocurrido: el asunto del Cambio Climático-producto del Calentamiento Global- producto de la acumulación de gases de invernadero-producto de actividades de quema de combustibles fósiles y todo lo que se deje quemar tiene que ver con todo lo anteriormente expuesto. Con el agravante de que -¿recuerdan?- le hemos estado cerrando la válvula de retorno vía fotosíntesis al proceso.

¡Uupps! ¿Y ahora qué? Ya me veía con mi traje verde tipo astronauta caminando por los Malls de la Costera presumiendo que “yo sí respiro oxígeno” y cargándolo en una botellita a mi espalda pintada con los colores que en ese entonces sean de actualidad.

De más está traer a escrito las consecuencias expuestas por científicos de todas latitudes o mínimo por el documental presentado por Al Gore –me imagino que ya lo vieron…¿que no?¡Véanlo…!- en donde se anuncian migraciones masivas de millones de personas buscando refugio ante el nivel creciente del mar por el deshielo de polos, glaciares y Groenlandia, tormentas cada vez más violentas y en general un sistema climatológico planetario alterado de manera grotesca.

Sí, yo sé que pensamos que están muy leeeejos, pero ubiquemos como ejercicio para entender y participar de manera positiva la parte que nos toca: también va a ocurrir en la enramadas de Caleta, Pie de la Cuesta, Puerto Marquez, restaurantes de la Condesa, clubes de yates y marinas, clubes de playa y decks del Acapulco Dorado, Diamante y próximos desarrollos cercanos al mar en la anhelada Riviera Pacífico y similares. Visto así, como que si nos concierne. Y no pensemos que porque llovió ayer en la noche y dejó de hacer calor se ha terminado el problema del “calentamiento global.”

A problemas globales, acciones locales. Empecemos en nuestro entorno inmediato….
Visiten la página http://www.climatecrisis.org/ y veamos como podemos contribuir con nuestra familia y amigos para producir cambios.