domingo, 24 de junio de 2007

El cangrejo de Costco otra vez.


El telefono llama a las 8 y media de la mañana levantádome malhumorado despues de una noche de mucho calor y mucha mas humedad, que vuelve el calor mas sofocante. Me veo al espejo y mi pelo sin cortar me da el aspecto de haber sobrevivido un ataque aéreo.

-Que onda Efren – me grita mi amigo Salvador Gil- ¿ya estás despierto...?
-Si Chava, que pasa –le contesto pasándome la mano por la cara para ahuyentar el sueño.
- Oye pues que están cruzando los cangrejos por la carretera. ¿Te acuerdas? ¡La migración de los cangrejos!
Favor de checar fotos>>>> http://www.flickr.com/photos/9340838@N03/sets/72157600501286684

Cuarenta minutos mas tarde me presentaba en el lugar de los hechos. Estacioné el carro en la entrada al Pierre Marquéz y me regresé un poco a buscar a los bichitos. Y ahí estaban, cruzando inútilmente, neciamente, sin sentido, la carretera que con decenas de carros por minuto los apachurraban sin piedad dando al pavimento caliente el aroma de una paella a medio cocinar.

Buscando un poco más allá me di cuenta de su tragedia. La profunda zanja en la que entierran los tubos para desaguar esta zona facilmente inundable –por estar en zona de humedales- les cierra el paso y se convierte en una trampa mortal para ellos. Miles de cangrejitos circulan a lo largo de la zanja buscando la salida que los lleve a las zonas de humedad que necesitan para completar su ciclo reproductivo, pero las paredes de material flojo no les permite caminar y salir a la carretera. Quedan entonces como relleno de los tubos y las máquinas que trabajan en la zanja los sepultan bajo toneladas de tierra haciendo imposible su salida.

Los pocos que alcanzan a subir tienen que enfrentar la siguiente prueba: los centenares de carros de circulan a todas horas. No pasa un segundo completo sin que pase uno por ahí, y la velocidad de caminata de los cangrejitos es insuficiente. Poco a poco una alfombra de quitina y carbonato de calcio engrosa el pavimento con la mas reciente “selección natural” que no les dejó ir mas allá.

La mínima parte que llegó a cruzar el primer segmento de pavimento se enfrenta con una barrera infranqueable: el camellón central del Boulevard de las Naciones, de tan solo 15 cm de alto. Tan poco para nosotros y para ellos tan alto. Tratan de subir, desgastando lo último que les queda de energía del cruce aslfaltado y poco a poco su vitalidad los comienza a abandonar. El asfalto recalentado por el sol de junio les roba rápidamente humedad a sus cuerpos y mina sus desplazamientos quedando en poco tiempo solo montoncitos calcinados de cuerpos que minutos antes rebosaban de vida e impulso reproductivo.

Con el paso de las horas miles de cangrejos son arrollados, desecados, eliminados del sistema ecológico local. Y el asunto resulta peor de lo que se ve, pues al parecer todos los ejemplares que intentan cruzar son hembras portadoras de huevos. Volteando varias de ellas es posible ver miles de huevecillos cobijados por su caparazón modificado para formar una especie de bolsita portadora de las nueva generación de cangrejitos. La contabilidad del evento de cruce fallido es de una dimension abrumadora: miles de cangrejos multiplicados por otros miles, da como resultado millones. Millones de pequeños animalitos que ya no llegaron a competir siquiera al medio natural.

No es de extrañar entonces tener como resultado un desequilibrio tan notable en el ecosistema de manglar local y de las pesquerias que éste sostiene. Estos insignificantes cangrejitos que desde nuestra vision urbana son si acaso una curiosidad de fin de semana o en el mejor de los casos solo apestan con olor de marisco un tramo de carretera hacia el aeropuerto probablemente tengan un papel importante en la captación y transferencia de energía de un sistema altamente productivo a uno que no lo es tanto, concepto muchas veces difícil de imaginar. Son pocas en verdad las oportundidades de ver que esto pase con ayuda de unas minúsculas patitas que apenas rozan el pavimento de una carretera.

Al no llegar a su sito de reproducción, ya sea el manglar o el medio marino inmediato, miles de pequeños crustáceos dejan de sostener a su vez a las especies animales que con ansia las esperan para alimentarse de ellas. Cuando fallan a su cita el resultado es la muerte segura –o migración- de un eslabón de la cadena alimenticia, que a su vez alimenta a otro y éste a otro. Desapareciendo los cimientos, desaparecen los “edificios” resultantes: pargos, sierras, jureles, barriletes,almejas,ostiones,callos de hacha y un largo etcétera. Y a continuación la inquietud social porque la pesca “se acaba” y no se sabe por qué.

Es de rigor comentar también la parte turística. Una lectora de Colombia me comenta que en su país hay una isla en donde cuando ocurren estas migraciones masivas se prohibe el paso a los autos y el sitio entero se convierte en un atractivo ecoturístico que genera empleos, ingresos, desarrollo y también un largo etcétera. Y lo han logrado tan sólo cerrando el paso a los autos.

¿Queremos rescatar un atractivo turìstico novedoso, de esos de los que anda necesitado Acapulco? Bien, hagamos un cruce seguro bajo la carretera para estos cangrejos en una franja bien determinada –entre la tienda Costco y el Centro Comercial Las Palmas- y facilitémosle a los cangrejos el paso hacia el canal que conecta la Laguna Negra con desembocadura de Playa Revolcadero y que se promocione por las paginas de internet y los sitios de turismo que hablen de Acapulco.

Con eso cumplimos con la vocación y orientación económica máxima de nuestro estado: el turismo. Y luego sentémonos a esperar las que de seguro serán mejores temporadas de captura pesquera en la zona frente a Playa Revolcadero y Puerto Marquez, con la seguridad de que de esa forma ha de ser.

La semilla entonces ya se habrá sembrado.

viernes, 22 de junio de 2007

Los mensajes del Agua.


El agua siempre ha estado ahí. Desde antes de nacer –y provenimos de un medio innegablemente acuático-siempre nos ha rodeado: en forma de líquido amniótico, de lluvia, de vapor, como parte de nuestro aliento, omnipresente en donde se encuentre vida.


Se halla siempre tan presente con nosotros que creemos que es parte de su largo listado de características distintivas, tales como su temperatura de ebullición, de congelación, o su capacidad para disolver a otros compuestos. Y está siempre tan a la mano, siempre tan dispuesta, siempre ahí, humilde, nuestra. Existe una fuerte tentación de aumentar el listado anterior con una inseparabilidad con respecto al ser humano.

Nos sentimos tan seguros de ella que, no es de extrañar, caemos en el abuso. La contaminamos, la desperdiciamos, la mancillamos. Total, es nuestra, sale de la tierra o cae del cielo, por tanto es un regalo, por tanto es nuestra para hacer de ella lo que querramos.

El agua es, por decirlo de alguna forma, rara. Siguiendo su trayectoria familiar como parte de los compuestos formados por hidrógeno, debiera ser un gas a temperatura ambiente. No ocurre así debido a un milagro físico casi aberrante: el puente de hidrógeno, unión electromagnética extremadamente fuerte que da al agua gran parte de las características que le conocemos y aceptamos abiertamente. Es de los pocos compuestos que al congelarse se vuelven menos densos que la forma líquida de la que provienen, provocando que el hielo de agua flote sobre la misma. También su forma de máxima densidad ocurre justo antes del punto de congelación, a los 4°C, lo que provoca que en el fondo de los mares no se forme hielo, pues esta agua más densa se hunde para ocupar este lugar. Un candado de seguridad muy inteligente, muy conveniente. Tiene además una capacidad de disolución de otras substacias tan grande que se le ha dado el bien ganado mote de Disolvente Universal.

Es protagonista también de las grandes leyendas históricas y religiosas de la trayectoria del hombre. Varias civilizaciones tienen su propio Diluvio Universal. La Atlántida y el continente perdido de Mu fueron disueltos –en realidad o en leyenda- por una noche de furia elemental acuática. Un huracán Paulina nos demostró lo que puede hacer el agua en pocas horas corriendo libre por nuestras calles y arrasando como polvorones nuestras ciudades. Un mega huracán Katrina barrió en pocos días con todo el potencial productor de petróleo de la nación que más contribuye con gases de invernadero al fenómeno de calentamiento global y alteración climática del planeta.

El agua es una mano tierna que acaricia el rostro durante una llovizna, un arroyo cantarín que deleita y seduce durante una tarde calurosa, un demonio furioso y delirante que arrasa durante una tormenta. El agua es...muy rara.

Pero si todo esto de por sí ya era de admirar, justo en estos tiempos de espiritualidad menguada y de lenguaje de levantones, de ejecuciones en la calle a plena luz del día y de vulgares representantes populares que se pelean a golpes en la cámara de diputados, se comienza a develar lo que pudiera ser una de sus propiedades más espectaculares: ¡El agua puede captar información! Puede reconocer, codificar, transmitir, recibir, clasificar, transportar, almacenar información. No, no bebí agua contaminada. Hay un grupo de trabajo cada vez más grande que afirma poder demostrar –y poco a poco lo está haciendo- que el agua, por decirlo de alguna manera, tiene conciencia.

Cuando leí el breve y asombroso libro Los Mensajes Ocultos del Agua del Dr. Masaru Emoto, uno de los primeros recuerdos que acudieron a mi mente fue un capítulo de la novela Siddharta escrita por Herman Hesse y que leí en mi cada vez más lejana juventud. En él, el protagonista que no es otro que al que más tarde se le conocería como Buda, después de haber pasado por la experiencia de haber sido un samana errante y un magnate mundano, se retira humildemente a la orilla de un río para aprender de su siempre cambiante corriente. El argumento era que el agua “almacenaba” recuerdos, vivencias, historias, imágenes recogidas a lo largo de su serpenteante recorrido. Una escena muy bonita, muy espiritual, muy…¿real?

El Dr. Emoto ha desarrollado una metodología reproducible que permite fotografiar los cristales de hielo que se forman al congelar el agua. Es de conocimiento popular que no hay dos copos de nieve iguales, y en el caso de los cristales pasa lo mismo. Pero ocurre algo muy interesante con respecto a la estructura de los cristales. Bajo estímulos de muy diverso tipo –que van desde la palabra hablada, un papel escrito y pegado en el recipiente, música, fotografías de diferentes sujetos, etc.- la estructura del cristal formado es totalmente diferente.

Palabras tales como amor, gratitud, gracias, lo siento, ángel, bonita, sabiduría y otras por el estilo producen cristales bellos y bien estructurados. Lo mismo ocurre con la exposición a fotografías de paisajes hermosos, delfines, el sol o a piezas musicales compuestas por Mozart o Beethoven.
Palabras como tonto, me enfermas, te mataré o piezas musicales heavy metal producen cristales deformes o no producen en absoluto ninguna formación.

Esto, según el Dr. Emoto-quien acaba de estar en México como expositor en el IV Foro Mundial del Agua- ha sido replicado centenares de veces y puede ser reproducido por cualquier laboratorio del mundo que cuente con la instrumentación adecuada y siga la metodología ya probada. Incluso entre sus planes están el de desarrollar un instrumento popular y de bajo costo para que todo el mundo haga sus propias pruebas en la comodidad del laboratorio de su casa.

¡Ah sí!, el argumento de por qué ocurre esto así. Todo está formado por moléculas y finalmente por átomos que a su vez están compuestos por partículas que se desplazan a velocidades inimaginables en sus minúsculas órbitas a manera de planetas alrededor del sol. Estos desplazamientos producen vibraciones que son características, de la misma manera –aunque más íntima- de como lo es un huella digital. Es, de hecho, una huella vibracional.


Cada cosa en el universo tiene su propia "huella vibracional" que le caracteriza, y que es la suma de las vibraciones de los elementos que la componen. Un vaso, una cuija, un plato de pozole, una persona, una ciudad, un planeta, una estrella. Todos tienen su propio Hado –pronunciado hadou- que le hace único.


El agua, como disolvente universal que es, siendo que disuelve compuestos – que a fin de cuentas son partículas-onda que vibran- puede también contener las vibraciones que estén asociadas a la fuente de la que provienen. Esa frecuencia vibratoria queda impresa en la estructura del agua y queda literalmente “congelada” en el cristal de hielo, en donde es fotografiada por este equipo de investigadores japoneses que buscan apuntarse la palomita de ser los primeros en demostrar que la espiritualidad no es algo tan intangible ni tan subjetivo. ¿Bonito rollo, no?

Consecuencias. ¡La “vibra” existe! La buena, la mala, el mal de ojo, la envidia, el rencor, los celos, el amor, el cariño, el afecto, la bondad, la gratitud. Cada una de estas emociones tiene una carga emocional –vibra- que se imprime en el agua que contenemos en el cuerpo y en el del prójimo con el que nos relacionamos. Recordemos que somos hasta un 70% de agua. Al dar salida libre a emociones negativas “imprimimos” esa negatividad en nuestra propia agua, además de en la del agua del sujeto al que le mentamos la madre o le decimos ¡imbécil! mientras manejamos.


Su agua y nuestra agua reacciona en consecuencia y le impactamos-nos impactamos con una vibra que acumula-acumulamos durante el día, junto con las agresiones que reciba-recibamos después de rebasarnos de mal humor durante un tráfico de mediodía. Al final de la jornada somos una suma de negatividad que regresa con su familia a…adivinemos que…¡a seguir transmitiendo la mala vibra! El asunto ese de que lo que hagas en mal a alguien se te regresa quizá sólo sea una manera miope de enfocarlo. En realidad, desde el momento que emitimos el mal nos lo estamos haciendo a nosotros mismos.

La buena noticia es que la tendencia que vivimos, la realidad que ahora aceptamos, la que creemos aplastante, injusta, obscura, puede ser modificada. Y para eso solo se necesita....¡extender la buena vibra! Como energía que ahora sabemos que es, con el poder que implícitamente tiene, con el alcance rápido y de consecuencias lejanas que le caracterizan, extendamos la buena vibra. En esta temporada prenavideña aprovechemos para lograr esta meta. Olvidémonos por un momento del asunto de la compra obligada de regalos. Que el regalo sea la bondad, el amor, el cariño y no la compra de un juguete robotizado que simule todo lo anterior al activar un switch.

Y no olvidemos que tenemos un espejo para voltear a ver nuestras verdaderas intenciones, nuestra personalidad más íntima. De ese espejo provenimos, hacia él vamos y mientras lo hacemos viajamos en un vehículo que esta lleno de lo mismo.

Reconozcamos en este primer paso de la ciencia hacia la espiritualidad a la protagonista principal que siempre ha estado ahí y que mientras lo permitamos nos acompañará en nuestro sendero evolutivo.


Aplaudamos a El Agua.

Viajeros en el Tiempo

En un escenario situado en el permanentemente nublado, caluroso y cargado de ozono paisaje urbano de la megalópolis Acapulco Siglo XXI en el año 2050, algo gordo está por ocurrir. Los experimentos de criogenia para conservar seres humanos en un intento por burlar el viaje final aún son imperfectos y esos cuerpos congelados desde el milenio pasado aún no encuentran su camino hacia la nueva vida prometida por las compañías que les ofrecieron la posibilidad de esquivar la muerte a precios estratosféricos.

Pero mientras esos cuerpos y cabezas separadas de sus cuerpos reposan un largo y helado sueño a temperaturas imposibles de lograr en la naturaleza terrestre, una avanzada de durmientes se abría paso atravesando espesas capas de tiempo y olvido.

Son una pasta de color blanco y colores pastel , mezcla de plástico, tela y polvos que se gelificaron al recibir fluidos de origen orgánico de los que alguna vez los usaron. Sí, son ellos: los pañales desechables.

Grandes agujeros fueron abiertos en el centro de las exclusivas zonas residenciales del Sector Kar-Abali y del Sector Texca 2100 debido a las explosiones de gases inflamables que surgían de ellos y una gran sorpresa brotó de las entrañas de la tierra. Miles de ellos. De todos tamaños: para 1 kilo, para 5 kilos, nocturnos, con gel ultrabsorbente o con florecitas y ositos tiernos; con alitas de Velcro, broches de goma y magnéticos. Con marca y sin marca, pero todos estaban ahí, con su carga antigua ya convertida en polvo desde hacia decenios pero al fin y al cabo casi como nuevos, indestructibles, ocupando un espacio que ahora hacía falta para cosas más importantes.

Las autoridades de la megalópolis estaban desconcertadas. No sabían que hacer con ellos; era una sorpresa heredada del pasado, desagradable hasta un punto alarmante. En un acceso de pánico intentaron desaparecer el problema incinerando las miles de toneladas de pañales que continuamente iban desenterrando, algunos incluso con alta capacidad patogénica.

Pero una sólida barrera de desaprobación producida por una sociedad exigente, culta y celosa de su entorno (?) evitó que se produjera una situación de contingencia ambiental en una atmósfera que difícilmente guardaba un equilibrio monóxido de carbono/oxígeno mínimo para sostener la vida.

En una acción nocturna tipo comando intentaron tirarlos al mar, pero manifestaciones llevadas a cabo en InternetPro Versión 17 y bloqueos de supercarreteras y backbones informáticos por acuicultores, turisteros y líderes neoverdes impidieron cometer semejante acto de barbarie en contra de la calidad del agua del océano, de la cual ellos se mantenían y se sentían responsables directos. Volverlos a enterrar era una alternativa impensable: la sociedad estaba muy atenta y las hubiera crucificado en forma instantánea. ¿Quién fué responsable de esta situación tan desesperante?.

Comenzó la amarga búsqueda de culpables. Investigadores especializados aceptaron reconocerlo como problema y lo etiquetaron con el código secreto “PD” para esquivar temporalmente el olfato de los omnipresentes noticieros holográficos; siguieron la huella del decaimiento radioactivo de isótopos ligeros encontrados en la superficie de una muestra representativa de centenares de PD y llegaron a establecer el t = 0 , o sea , la fecha de nacimiento de los PD : la década de los setentas del siglo XX.

Descubrieron que fue un artículo de uso cotidiano y tan normal como.. ¡un pañal!. Un bebé recién nacido llegaba a consumir hasta 8x PD por día, mientras que uno de año y medio usaba 3x o 4x hasta que aprendía ir al baño por sí solo. Esto contabilizaba un total de casi 2,000x PD por niño que nacía en la Tierra en los países con economía medianamente boyante; los demás bebés…se hacían encima. Multiplicado por la cantidad de niños nacidos desde el invento de los PD hasta que se dejaron de usar, la cifra resultante era francamente enloquecedera.

Había un dato que no concordaba: se encontraron pañales demasiado grandes para un bebé. ¿Eran PD comunitarios, es decir, tres o cuatro bebés lo utilizaban simultáneamente para ahorrar o material o..? La respuesta arribó con una pieza extraordinariamente bien conservada de papel impreso que encontraron los arqueólogos y que restauraron con una reciente y avanzada tecnología de láser de longitud de onda ultracorta para análisis de tintas con contenidos de plomo muy bajos: ¡Eran pañales para adulto! ¡El colmo! ¿También los adultos los utilizaban? No podía ser, el asunto tomaba proporciones absurdas, de pesadilla.

Y era más difícil de entender desde el punto de vista de que en la actualidad a los bebés se les aspiraba y la materia orgánica removida era procesada por reactores biológicos caseros para producir alimento para mascotas, composta para huertos hidropónicos familiares y biogás para uso doméstico. Todavía se encontró otro tipo de PD, pero estos eran muy chiquitos; nunca se supo para qué servían –y por lo mismo no se le informó al ciudadano Primer Demócrata-, pero advirtieron que casi todos tenían dibujos de rombitos o estrías y altos contenidos de hemoglobina seca y otras proteínas sanguíneas en su interior.

¿Cómo era posible que hubiese habido generaciones completas de usuarios tan faltos de consideración con las generaciones futuras que les hubiesen envuelto y mandado el “paquetito caliente” para que ellos lo desenvolvieran y resolvieran el problema?

El ciudadano Primer Demócrata de la megalópolis Acapulco Siglo XXI inició un encendido discurso en los holonoticieros del período nocturno.

-Es nuestra responsabilidad, como titular de este honorable cargo público, el de identificar y castigar a esos usuarios, a esos millones de irracionales polucionadores que tan inconscientemente atentaron contra nosotros, debemos buscarlos, encontrarlos y hacerles pagar por todos los inconvenientes y gastos que...

-Perdón, ciudadano Primer Demócrata....- le interrumpe bruscamente un diligente secretario en voz muy baja, llamándole aparte para no ser advertido por las nanounidades de audio flotante de los noticieros-. Me he tomado el atrevimiento de hacer con calma unos sencillos cálculos que no habíamos considerado debido a la preocupación que nos ha causado este gran problema y me he dado cuenta de que esos polucionadores, esos bebés, esos agresores del ambiente... ¡somos nosotros! ¡Fuimos la última generación que utilizó pañales desechables en nuestra infancia y ahora éstos vuelven a cobrar la factura pendiente! ¡Los usuarios fuimos usted, yo y toda esta generación que ahora está a cargo del mundo y que inocentemente usamos los PD que nuestras comodinas mamás nos pusieron!

La cara del Primer Demócrata mudó a un polvoso color grisáceo y sufrió un ligero mareo que le hizo tambalearse cuando acudieron a su memoria las imágenes de sus queridos Pull-ups con aroma "primavera ecológica" y los de olor "alegría infantil" que utilizaba como refugio-nirvana mental para los momentos de máximo stress y que tanto dinero le había costado identificar en compañía de su ciberpsicólogo. Esa suavidad, esa tersura, esa facilidad para bajarlos hasta sus rodillitas para ir a hacer “popó” ...¡ahora se transformaba en el motivo de su máxima pesadilla!

En la madrugada que siguió a esa noche de nostálgicos reencuentros, los medios convenientemente silenciados, un cargamento de paquetes lastrados fuertemente comprimidos formados por miles de fantasmas de 40 x 20 cms se adentró pesadamente en el oceáno con rumbo desconocido. Mientras veía alejarse el kilométrico convoy desde el muelle de maniobras, un pensativo Primer Demócrata liberó lentamente una bocanada de humo de cigarrillo con unas cuantas gotas de extracto de su droga legal preferida

--Bueno –pensó tirando la colilla al mar - por lo menos cuando este paquete vuelva a aparecer, yo hace tiempo que estaré cómodamente muerto.

Luego se alejó sin prisa entre pequeños remolinos de smog azufrado condensado cerca del suelo, mientras se preguntaba si la cuota de irradiación solar del nuevo día sería suficiente para elevar un par de puntos porcentuales la producción de oxígeno del sector del oceáno que se encontraba a su cargo.

viernes, 15 de junio de 2007

Un Tsunami en Acapulco.


La historia que no quisiéramos ver

**Advertencia: la siguiente historia es total y absolutamente ficticia y su única intención es la de lograr que los habitantes de las costas estén prevenidos contra este tipo de evento que es probable por el solo y único hecho de vivir cerca de la playa. Fue elaborado con base en las historias mil que surgieron a partir del tsunami de Indonesia, lección inolvidable para la humanidad de lo que es capaz de provocar el mar cuando enfurece.

Trinchera de Acapulco, a 3750 mt de profundidad , 1400 km (*) de la costa del puerto de Acapulco, México. 6:25 hrs (Hora de Acapulco)
La placas oceánicas de Juan de Fuca, del Pacífico y de Cocos se movían como gigantescos animales pehistóricos en una lentísima estampida hacia el Oriente. Las placas oceánicas, mas densas que la continental de Norteamérica, se introducían bajo esta última con plástica majestuosidad, fundiendo sus millares de toneladas de roca debido a la presión y a la elevada temperatura producida por la fricción, pasando de nuevo a formar parte de la gigantesca cámara magmática que alimenta la actividad tectónica y volcánica regional.

En este proceso, repetido a lo largo de millones de años, una gran burbuja de material de diferente densidad se comenzó a acumular a lo largo de un sector considerable del sistema de fallas que se encuentra frente al puerto de Acapulco. Y el proceso se comenzaba a acelerar.

Av. Cuauhtémoc, Puerto de Acapulco, 7:05 hr hora local.
La gente se afana en la ciudad costera atiborrada de tráfico innecesario y de un humo que afortunadamente es barrido de forma continua por el sistema de brisas que refresca al puerto. Las vialidades son abiertamente insuficientes para canalizar el río de acero, cristal y plástico que a diario circula por unas calles que fueron planeadas –si acaso- para una cantidad de vehículos 10 veces menor a la actual.

Trinchera de Acapulco, 7:10 hr.
La burbuja ha crecido a tal grado que las placas por encima de ella se empiezan a volver inestables. La medida del proceso fué, en tiempo geológico, apenas un suspiro. En la medida del tiempo humano, fueron varios miles de años. El sostén que había obrado a favor de este fragmento de placa de varios decenas de kilómetros de longitud rápidamente se tornaba más débil.

Calle Cinco de Mayo, puerto de Acapulco, 7:11 hr
En el acostumbrado embotellamiento de la mañana en esta importante arteria principal, un taxi se quiso adelantar a un camión urbano y fue embestido por su conductor quinceañero que atronaba modernamente a su pasaje con bocinas de alta potencia. Los policias de tránsito – que desayunaban tacos de canasta- aún no hacen su aparición, el ambiente se hace intolerable y a la gente se le hace tarde para llegar al trabajo. Los choferes inician una escandalosa discusión callejera con grandes manoteos y mutuas acusaciones de salvajismo al manejar.

Trinchera de Acapulco, 7:15 hr.
La burbuja llega a tocar la parte inferior de la placa y se acumula contra ésta con rapidez nulificando el sostén que proporcionaba a esta zona. Súbitamente una sección de esta placa con varios kilometros de largo se fractura y cae de golpe 15 mts produciendo un sismo de dimensiones respetables. El agua, al ocupar el lugar en que estaba la placa, provoca una onda que se empieza a desplazar con rapidez de la misma manera que lo hace una ondulación de anillos concéntricos producida por un guijarro al caer en un balde con agua.

Ha nacido un tsunami.

Colonia Palma Sola, 7:16 hr.
Los habitantes de este lugar elevado de la ciudad asistían asombrados a una fuga animal masiva que con desesperación buscaba ganar los cerros. Perros, gatos, caballos de calandrias, cerdos callejeros, ratas, iguanas, lagartijas y aves que volcaron sus jaulas buscaban ganar el paso con ojos desorbitados y sin importarles gran cosa la opinión de sus amos humanos. Instinto o quizá un oído fino en extremo había detectado el zumbido sordo del sismo y habían anticipado en su conciencia colectiva lo que venía a continuación. Ni uno solo quedó en las partes bajas del puerto.

Costera Miguel Alemán, 7:20 hr.
El sismo sacudió inmisericorde a la desprevenida geografía costeña. Algunos de los edificios y casas más debiles se derrumbaron y centenares de metros cuadrados de cristales fueron a dar contra el pavimento hechos añicos . Con su instintiva y ancestral preparación los genuinamente costeños habían salido corriendo de los edificios apenas oyeron el zumbido profundo que antecede a los temblores en Acapulco. No bien se habían repuesto del susto cuando llegó el complemento de la tragedia.

De manera lenta y escalofriante tres de las 30 bocinas del sistema anti-tsunami inicialmente colocadas a lo largo de las zonas bajas de puerto empiezan a largar al aire su prolongado y significativo alarido. Los rostros de la gente que se encuentra cerca voltean a ver con boquiabierta incredulidad a esas bocinas que se creyó que nunca funcionarían.

Primero hubo problemas por su costo. La compañía Tsunami Max, contratada por una administracion municipal corrupta y voraz, había hecho un pésimo trabajo a un costo exorbitante. Luego las retiró alegando que los pagos no llegaban con suficiente regularidad. A continuación resultó que su funcionamiento dependía de servidores que se encontraban en el extranjero. Ya después de instaladas las bocinas hubo varias falsas alarmas, robos y vandalismo. De hecho, la mayor parte de las bocinas ya formaban parte de las "bazookas" en los estéreos estridentes de los siempre incontrolables camiones urbanos de Acapulco.

Para colmo, la multimillonaria boya para detección de tsunamis colocada en el fondo del mar -a un costo multimillonario también- enlazada con satélites de todo el mundo para dar un aviso temprano, había sido robada y se encontraba flotando como inútil trofeo en la pileta de agua de alguna vecindad enclavada en el indefendible Parque Nacional El Veladero. Unos niños jugaban con ella tirándole piedritas en lo que llegaba la hora del almuerzo.

Oceánico Pacífico, 1220 km de la costa de Acapulco, 7:30 hr
La ola gigante ya había alcanzado el máximo de velocidad de desplazamiento, la cual era apenas menor que la de un jet comercial de la actualidad. Aún cuando por su altura no se distinguía mucho de sus hermanas producidas por el viento, su longitud era de más de tres kilómetros y tragaba distancia con una rapidez espeluznante, dirigiéndose hacia el este con una energía almacenada equivalente a varias bombas nucleares. Pasó bajo un barco de carga en ruta hacia Los Angeles sin que la tripulación del mismo lo notara.

Zocalo de Acapulco, 8:00 hr
La noticia transmitida por televisión hacia minutos se había difundido de boca en boca y de teléfono en teléfono como reguero de pólvora. Multitudes en pánico corrían sin concierto por las estrechas calles del puerto. Un tsunami viene hacia Acapulco.

Los autobuses urbanos, ya de por sí agresivos en condiciones normales, hacían chuza inmisericorde contra los grupos de gente que se atrevían a atravesárseles en el camino, mientras que la cuota de los taxis por dejada a las partes altas de la ciudad había alcanzado la inverosímil cantidad de quinientos y hasta mil pesos. Padres enloquecidos salían de sus trabajos y espesaban inútilmente el trafico al querer alcanzar a sus niños en las escuelas. Finalmente acababan por abandonar sus vehículos en medio de la calle y a pie trataban de alcanzar los edificios que guardaban sus prendas más preciadas.

La radio transmitía tranquilizadores mensajes oficiales en inglés y español dirigidos a los turistas, leídos con una voz femenina serena y conocedora. Se temía dañar la imagen turística del puerto y se contrarrestaba con la propaganda de costumbre : “…en Acapulco no pasa nada.”

Escuela en la zona baja del puerto, 8:45
La maestra, nerviosa, pero teniendo que mostrar ante sus alumnos una confianza que no sentía, organizaba y daba a instrucciones a sus niños de la manera que le habían entrenado las brigadas de Protección Civil en infinidad de simulacros anti- tsunami que se habian puesto de moda después de un evento similar ocurrido en el Oceáno Indico hacía tiempo.

La maestra recorrió con su mirada una vez más las cuarenta caritas asustadas que con risas nerviosas se habían subido a sus butacas con sus flotis anaranjados con el logo del ayuntamiento en sus brazos y apretándose sus naricitas para no respirar agua. Ella a su vez apretó con fuerza un crucifijo que llevaba en su pecho y se encomendó al Altísimo mientras pensaba con desesperación que no hacía lo suficiente por sus hijos adoptivos.

Oceano Pacífico, 150 km de la costa de Acapulco ,9:00 hr
La gigantesca ola comenzo a “sentir” fondo y se empezó a frenar. Su velocidad de desplazamiento se redujo de 700 km por hora a solo 200, pero al mismo tiempo su altura se incrementó. Dos, cuatro, seis metros. Y de ahí hasta los nueve.

El agua en las playas se había retirado para alimentar al hambriento gigante que venía devorando kilómetros cúbicos de agua a su alrededor para aumentar su talla y hacerla descomunal. El nivel de agua en la bahía bajó varios metros. Quedaron descubiertas rocas que solo eran conocidas por los buceadores y las embarcaciones volcaron sobre sus costados al perder el sostén del agua que las hacía flotar. La corona de la virgen sumergida de La Yerbabuena se acercó peligrosamente a la superficie.

Un furibundo capitán extranjero de un gigantesco crucero de lujo atascado en el lodo de la terminal marítima le reclamaba vía telefónica al capitán de puerto el que no le hubiera avisado a tiempo de lo que pasaba. Su secretaria, que oía la amarga perorata por el speaker del teléfono, desvió la mirada pensando para sus adentros que era solo una mancha más al tigre.

El gobernador y el alcalde, con el mismo rancio ánimo de sostener lo insostenible y en un gesto fanfarrón y absurdo dirigido a los medios informativos, tomaron un apresurado baño mañanero en la playa de Tamarindos luciendo sus mullidas humanidades de burócrata, con el dudoso objetivo de evitar que se deteriorara la ya de por si magullada imagen turística del puerto. Dias después se rescató solo una foto de los dos sonriendo nerviosos sobre un fondo lodoso y rodeados de una muestra de la basura de las partes altas del anfiteatro porteño.

Hubo gente que aprovechó el extraño espectáculo para adentrarse en las orillas fangosas de la bahía y poder platicar que estuvieron parados en lugares que normalmente estaban sumergidos. Los hubo que interpretaron el aviso de la naturaleza y corrieron con toda la velocidad que les permitian sus piernas para ponerse a salvo de lo que venía a continuación.

Bahía de Acapulco, 9:15
La ola cruza la boca de la bahía estrellando una buena parte de su fuerza descomunal contra los acantilados de Punta diamante, Punta Bruja, la Roqueta y la Península de Las Playas, cubriendo por completo las rocas del islote de La Yerbabuena. La espuma llegó a mojar las palmeras que crecen al borde la zona rocosa y no pocas fueron arrancadas de cuajo.

Un segmento de la ola gigante entra como centella al interior del vaso de la bahía y al desparramarse disminuye su altura en un par de metros. En pocos segundos alcanza la zona de playas y se interna en la ciudad arrastrando con ella carros, gente, árboles y embarcaciones en una mescolanza que rueda machacando los edificios de la zona centro. Poco a poco se frena su acometida y la muralla de más de 1 kilometro de largo rebasa la Avenida Costera y la Cuauhtemoc llegando al borde mismo de las colonias de la zona media de la ciudad. Las colonias Las Playas, Centro, Hornos, Magallanes, Costa Azul y otras se encuentran bajo las aguas.

Puerto Marquez se hermanó con un puente de agua con el Revolcadero, la laguna de Tres Palos y la Zona Diamante.

La laguna de Coyuca se ayuntó en violento abrazo con la ola impetuosa que abrió una barra a todo lo largo del margen lacustre.

Acapulco diamante, 9:16
El tren se dirigió, completo y sin interrupción, a la zona de mayor desarrollo en el estado. Una mole de 8 metros de altura y casi 2 kilómetros de longitud pasó sin dificultad por encima de la zona más exclusiva de Acapulco y sin grandes trabajos llegó hasta la laguna de Tres Palos, anegando en su violenta acometida a pueblos que se encuentran en el margen norte de la laguna. En segundos se vinieron abajo años de esfuerzo y millones de dólares de inversión despreocupada que contaba con la confianza de que en este lugar nunca se había producido un fenómeno de esta naturaleza. Los inversionistas, al igual que nosotros, estaban muy equivocados.

Centro de comando de operaciones de rescate del Tsunami en Acapulco, 14:00 hr. Mensaje al resto del mundo.
“ Se confirma un evento de tsunami en la costas del estado de Guerrero. El sistema de alerta sismica y de tsunamis operó dentro de lo mínimo esperado”.

Se reporta también que por desgracia, la ciudad y su gente no podía reaccionar adecuadamente aún cuando fuera avisada con anticipación.

Meses después, con toda la ceremonia que requería el acto, se colocó una mojonera de modelo luctuoso recordando “para siempre” la fecha nefasta, al mismo tiempo que indicaba el nuevo alcance de la zona federal marítimo terrrestre de Acapulco. Quince días después, todo se empezó a sumergir en el tsunami del olvido.

*Nota 1: con el objeto de poder contar con suficiente tiempo para desarrollar la historia, la distancia a la que se generó el tsunami de manera forzada se fijó en 1400 km. Realmente la Trinchera de Acapulco se encuentra a tan sólo 160 kilómetros del puerto, lo cual reduce el tiempo de viaje de la onda a sólo 10 minutos.

**Nota 2: Los habitantes de la costa deben contar con su propio plan familiar de respuesta anti-tsunami considerando un tiempo mínimo de respuesta, buscando la protección de las partes altas mas cercanas ( los edificios no cuentan) a los lugares que se frecuentan durante las actividades diarias de los miembros de la familia.

sábado, 9 de junio de 2007

5 de junio en Acapulco.

-¡Ya te ví Efrén, ya te ví!-me dice mi buen amigo el padre Juan Carlos apuntándome con el dedo índice en el zócalo de la ciudad, frente a la iglesia de La Soledad.
-¡Ya te ví que andas escribiendo en contra el arzobispo!- me remata con una sonrisa que contradice totalmente su recriminación cariñosa.

Y a continuación, como para que no diga yo que no se involucran en La Gran Lucha, me invita a un evento el dia 4 de junio por la tarde en el Parque Papagayo, en donde varias parroquias exponen lo que hacen por la conservación ambiental.

Llegado ahí leí lo carteles montados con los que diferentes congregaciones estan haciendo desde el punto de vista de difusión de información y acopio de botellas de PET. También hojee rápidamente un documento suscrito por el arzobispo Aguirre Franco y otras personalidades en junio del 2006, en donde con referencias extraídas de La Biblia se remarca la responsabilidad del hombre del cuidado la Creación. Incluso hasta a un servido le tocó leer ahí un escrito que todavía cargaba encima de su última colaboración en prensa acerca del calentamiento global.

El plato fuerte fue Victor Jorrín con una muy interesante plática -y llena de datos esclarecedores- acerca del acopio de las botellas de PET para su reciclaje como negocio, iniciativa que fue destrozada por gente poco evolucionada que llenaba de piedras las botellas que entregaba para aumentar artificialmente el peso para ganar un poquito más y que con esto descomponía las maquinas que este inquieto empresario había puesto al servicio de su comunidad.

Aún así sugirió el aparentemente casi imposible paso a cumplir de aplastar la botella para que no ocupe tanto espacio en nuestro bote de basura, en los camiones recolectores y en el propio relleno sanitario. Una bella y espontánea ecologista pasó con un par de chiquillos a demostrar con el ejemplo como aplastar la botella para que ocupara el mínimo espacio requerido, con lo cual provocó que varios de los niños asistentes al evento comenzaran a apachurrar a zapatazos la botella del refresco que estaban bebiendo, aunque quizá con algo de culpabilidad pues la misma señora les advirtió de las consecuencias contra la salud –hígado, páncreas, gastritis temprana y propensión a la diabetes- que trae consigo el consumo cotidiano de refrescos azucarados.

Al día siguiente una cita fallida hacia el mediodía e información de última hora cazada al vuelo me llevan al zócalo de la ciudad para presenciar un evento preparado por el ayuntamiento porteño con motivo del día “del medio ambiente”.

En una plataforma hacían pasarela por el infierno –por lo del sol, caliente, caliente…- unos chiquillos portando disfraces elaborados con material de reuso por diligentes progenitoras que de seguro se desvelaron buscando como podían convertir un montón de cartón, alambre y plástico en un disfraz de robot, de león o de caballo . La animación a cargo del payaso Ecologito Pantera, el cual hace un estupendo trabajo remachacando lo que considera importate en este movimiento de “alguien haga algo…”, repitiendo una y mil veces lo malo que es tirar basura y otras agresiones al ambiente y lo bueno que es cooperar haciendo lo correcto.

En lo que la cháchara festiva del Ecologito se transformaba en ruido de fondo, mi atención se centró en unos animales disecados portando una tarjetita informativa con su nombre común y en nomenclatura binaria en el a veces impenetrable pero también a veces evidente latín, exhibición montada al parecer por la gente de PROFEPA. Mas allá una colección de caracoles, tambien clasificaditos y más allá, cerrando el paso y señalando los límites de la exhibición, mamparas con trabajos de investigación publicados por alumnos y académicos de la Escuela Superior de Ecología Marina. Me asomo aquí y veo un noticiero con malas noticias: pesca en decadencia, desaparición de especies marinas y terrestres, problemas sociales asociados a estos procesos. Solo malas noticias.

Me acerco con los Guerreros Verdes y veo su material preparado. Su estilo no cambia y su labor la han hecho. Ya se han ganado su lugar a pulso en la opinión de la gente de la localidad y no es posible abordar ninguna agenda ambiental sin que se tenga que conocer su opinión.
Robyn Sydney me atrae con su abrazo cariñoso de ecologista de facto mientras le comenta al Ing Solis de PROFEPA de los últimos avances de su acariciado proyecto de vedar a la pesca el Canal de Bocachica. Le debemos tanto a esta extranjera vuelta acapulqueña que eligió nuestro puerto como hogar y motivo de una lucha que nosotros como lugareños no hacemos ni intentamos hacer.

Mas allá uno de los grandes descubrimientos – al menos para mí- de alguien que sin dejar de hacer negocio mejora las condiciones ambientales de la comunidad en que está avencidada. La empresa cementera Holcim-Apasco mantiene desde hace años un proyecto de reproducción de iguana en sus instalaciones, en donde recibe a grupos interesados en esta labor y orientan al público en general para que puedan inciarse en el negocio de la cría de iguanas como mascotas.
Además tienen un programa en donde reciben aceites usados –tanto automovilísticos como comestibles- llantas y lodos saturados de aceite para ser usados como alternativa de combustóleo en algunos de los procesos de su fábrica en Acapulco. De esta manera previenen que lleguen a las alcantarillas, desagues o barrancas y contribuyen a lograr un entorno más limpio. Es una interesante alternativa además de sorpresa agradable entre tantas calamidades. Puede comunicarse con ellos para ampliar información al 01 800-326-5832 o visitarlos en su pagina http://www.ecoltec.com.mx/

Félix se presenta entonces en compañía de su hija Evelyn a llevar a cabo la premiación consistente en articulos escolares y de uso diario y se retira no sin antes pronunciar un acomodaticio discurso ecológico que nos hace bostezar a varios y es sólo aplaudido por la gente que labora en el municipio. Más de lo mismo y lo mismo malo.

El collage involuntario de concepciones, percepciones e ideas de cómo puede ser abordado el asunto de la conservación ambiental es tan variado como lo fué la gente que se presentó ahí, que dicho sea de paso, no fué mucha. El ciudadano común no se interesa en estos asuntos y los considera mas bien molestos o de ocasión, casi como una moda.

Pero aún así me fui con buen sabor de boca a pesar de haberme sido llamada la atención por utilizar casi de manera indistinta “calentamiento global” por “cambio climático”, con la aclaración por parte de mi circunstancial profesora –America Paredes- de que el primero representaba las causas y el último los efectos. A fin de cuentas y así como están las cosas, pensé yo, que más da hacer el distingo. Lo importante es que la gente en general se involucre en hacer algo, lo que sea, como lo entienda.

Vale y es más que buena la interpretación jueguetona de Ecologito Pantera, la académica del biólogo Raul López, la práctica del Ing. Manuel Solís o la ejecutiva de Selene de Holcim-Apasco. Vale también la radical de los Guerreros Verdes, la perseverante rayando en terca de Robyn Sydney, la formal de los muchachos de la Escuela de Ecologia Marina, la mía que pretende llegar e informar a mucha gente. Lo importante es ya hacer algo. Y en este punto, habiendo mostrado los que saben lo que saben y como lo saben, esperemos al ciudadano común a que responda por sus propios intereses y se integre a la propuesta por donde más le convenga.

La perspectiva de conocer animales salvajes sólo por ejemplares disecados y de vestir a nuestros hijos con basura mientras un payaso trata de animarlos y un político se presenta a mostrarse preocupado nos pintan un buen escenario de lo que está por venir
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Joe Killer resuelve sus casos en La Red: http://joekillerenlared.blogspot.com/
Ecología aderezada con poesia y cultura: http://madreceiba.blogspot.com/

viernes, 8 de junio de 2007

Asesina descarada.


¿Cómo llegué a ser lo que soy? Buena pregunta. Y hay una buena respuesta. Soy…como decirlo, producto de las circunstancias. ¿Mal argumento? La verdad, poco importa. Es sencillamente un argumento y ya, para quien quiera oirlo y para el que no quiera, lo mismo da. Seguiré haciendo lo mío sin voltear a ver atrás. No necesito de pretextos para matar. Y para mí lo mismo es matar poco que mucho. Y de las afectaciones que tengan que ver con estas muertes, poco me importa. Si no le importa a quien me lleva ahí para que yo mate, ¿por qué habría de sentirme culpable yo?

Como producto de la sociedad en que vivo, mi existencia cobra sentido al servir a quien me maneja, sea como sea que lo haga. ¿Hay otra manera de ver la vida? Para mí no. Solo sirvo para esto y en esto he de seguir hasta que de vieja mi dueño se deshaga de mí. O hasta que una corriente me lleve y me atore en las rocas del fondo y mi dueño me abandone ahí y compre otra nueva para substituir mi labor.

No siempre las cosas fueron así.. Hubo tiempos en los que una red como yo era algo inconcebible en la bahía de Acapulco. ¡Había tanta pesca entonces! Con una sencilla línea de mano los pescadores en el curso de una noche atiborraban sus endebles canoas hechas de troncos ahuecados a fuego. Huachinangos, pargos, cabrillas, agujones. Cocineros, ojotones, chancletas, mojarras. La gente acudía a las playas a comprar a precios irrisorios la abundante e indiscutiblemente fresca captura del día y las noches del puerto se llenaban del olor a pescado frito que se difundía en el tibio aire nocturno.

Poco a poco las exigencias de los novedosos restaurantes turísticos porteños presionaron a los pescadores de línea para incrementar sus capturas y ellos le hicieron como pudieron.
A muchos años de este proceso y a muchas generaciones de explotadores del mar, la pesca comenzó a escasear. Una vez terminadas las especies comercialmente deseables comenzó la acometida en contra de lo que quedaba. Y empezaron a aparecer en los restaurantes las especies que jamás creímos que ahí llegarían. Tigres, trompetas, manzanitas, changos, tabaqueras, marineros. Desde las lagunas, una vez terminados los robalos, las malacapas y los cuatetes empezaron a enviar a los “renacuajiles” popoyotes, ahora componente importante de los ceviches que antes se hacían de sierra.

Y la pregunta viene…¿cómo capturar en el mar peces que viven tan cerca de las rocas, de los arrecifes rocosos, sin tanto esfuerzo? Sobre todo si hay muchos de ellos que no agarran el anzuelo. Ese fue el momento de mi nacimiento, de mi parto apresurado para venir a llenar un espacio de pesca que no podía ser resuelto de otra manera. Ese fue el momento en que aparecí yo, la Red Agallera.

Sí, yo sé que soy despreciada por mucha gente del sector pesquero. Que me culpan –con toda razón- de ser una de las causas de la perdida acelerada de capturas en el mar. Pero, ¿que puedo hacer? Me colocan tan cerca de las rocas para capturar a los peces de los que ahora se abastecen los restaurantes de mariscos y que sirven como botana de bajo precio que no es raro que me atore en los roquedales. Y no piensen que mi dueño viene a rescatarme. ¡No! Simplemente jala lo más que puede y corta para dejar abandonado ahí un trozo de red que durante mucho tiempo sigue capturando y presentando un aspecto de cementerio íctico macabro que espanta a los demás peces que frecuentan el arrecife. De esta forma ese punto pesquero dejan de ser productivo durante mucho tiempo. Y ya ni mencionemos el hecho de que hasta un buzo puede quedar atrapado de la misma forma que le pasa a un pez. Y si fuera un buzo deportivo, quiza un visitante, imagínense las consecuencias para el turismo, ya de por si de capa caída en el puerto.

Ha habido grupos que han protestado en mi contra. Me culpan de todo y por todos. Se me hace injusto. No solo yo hago lo incorrecto. ¿Que me dicen de los que capturan pez vela como especie comercial? A la fecha, por lo menos el 25% del pescado que se ofrece en el mercado es el picudo y se supone que esto no debería ser. Debido a su tamaño y al tiempo en que tarda en llegar a la madurez sexual y a reproducirse, el pez vela es una especie que no aguanta una explotación intensa prolongada. En no mucho tiempo lo veremos desaparecer de los aparadores de venta como lo ha hecho el tiburón, ahora substituído por la raya que viene a tomar la estafeta del sector de mercado del que se ausenta el anteriormente temible habitante del mar.

Que me vaya, ¡me voy! Estoy de acuerdo, soy un método aberrante de pesca, una forma de extinguir con mayor rapidez lo poco que queda, una forma desesperada de pescar y agotar lo último que queda del mar y no pensar en el mañana. Pero al irme pido que también se regule la pesca de picudos, tanto del pescador tradicional acapulqueño como de los camaroneros ahora convertidos en palangreros a gran escala.

Me voy pero también pido que los camaroneros del norte dejen de hacer arrastres cerca de la costa y de las barras, arrrasando con toneladas de fauna de acompañamiento para lograr una muy mínima pesca de camarón.

Y me sigo yendo pero también pido que se regulen las construcciones al lado del mar para impedir que en época de lluvias sepulten los lugares de refugio y crecimiento de peces y crustáceos que sólo ahí se pueden desarrollar, en los roquedales que estan cerca de la línea de costa.

Y finalmente, me voy con gusto si los propios pescadores hacen lo siguiente: vedar la zona de arribo de ojotones, anchoveta y birlís y que se encuentra entre el Tacos & Beer de Las Hamacas y el Gigante de la Costera.

¿Y por qué se habría de hacer algo así? Estos peces pequeños, forrajeros, sirven de alimento para especies mayores, como sierras, jureles y otros. Si se permite que se conserve una gran abundancia de los peces pequeños, es lógico que los grandes vendrán por ellos y se recuperará en parte la captura de especies comerciales en la bahía de Acapulco. De cualquier manera, cuando se sacan redes llenas de estos peces chiquillos el precio se derrumba y se termina rematando el producto a precio muy bajo. ¿Qué caso tiene? Mejor se invierte un poco para ganar otro poco más.

Por último, los supuestos “dueños del mar” son los que deberían iniciar este movimiento de vedas controladas. Finalmente son los que se benefician con el producto, porque a los demás dueños –los otros 80 y tantos millones de mexicanos- no creo que nunca les haya tocado nada.

Si todo esto pasa, no me importaría desaparecer. Sabría que soy producto de una actitud desesperada y que algún día iba a suceder. Mi cometido habría sido cumplido y habrá sido enseñar al pescador que es él mismo el que tiene que cuidar sus recursos porque…¡nadie más lo va a hacer!.

¡Que tengas buena mar y mejores vientos…!

Quise hacerlo, pero no pude. Discúlpame amigo, pero simplemente no pude. Tu muerte me tomó por sorpresa en medio de otra muerte de la que todavía no me recuperaba, pero que como la tuya, era de esperarse. Quise decir cosas acerca de ti, de tus habilidades en el mar, de tu rostro permanentemente bronceado, de tu cuerpo hecho de ligas de acero y al que yo ví consumirse al lado del mar, pero ya no pude.

Fuiste mi amigo, al igual que lo fuiste de todos. Como mencionó tu hijo Mario, nadie tenía nada malo que decir de tí. Todo mundo habló bien de tí en vida y en muerte. No todos logramos eso. También tu hijo mencionó que viviste lo que quisiste y como quisiste y eso también es cierto. No todos logramos eso.

Acapulco era un lugar de personajes. Había buzos famosos, restauranteros, pescadores. En esquí acuático eras una estrella de primera magnitud en medio de una constelación rutilante. Y con ese estilo, haciendo subrehumanos esfuerzos de atleta sin nunca perder la sonrisa. Ese era Bono. Y aparte era maestro. Y maestro de muchos. Desfilaron por ahí estrellas de cine, mandatarios, reyes y nobles, gente común y muchos acapulqueños. Bono fue tutor de multitudes que desde donde estén se lo reconocen.

Navegante solitario en el mar y en la vida, mi amigo fue pionero de los deportes acuáticos en México. Ya peinando canas salía en comerciales de televisión compitiendo hombro con hombro con jóvenes por lo menos 20 años menores que él y los ponía en dificultades al buscarse lugar en los podios de premiación. Ahí lo veíamos, ahí estaba Bono.

Ah, pero Bono no era una perita en dulce. Su carácter era duro. Como maestro era severo, exigente. Con una sonrisa helada y con una palabra afrentante buscaba sacar lo mejor de tí en el esquí y en el windsurf mientras estaba en el mar. Ya en tierra firme, ahí, en el “lugarcito de Bono”, se volvía todo amabilidad y bromas sencillas. Hombre de mar, hombre de contrastes, hombre de oleaje calmo y de marejadas destructoras. Ese era Bono.

El viento cambió de rumbo, el oleaje de dirección y se alejaron de Acapulco llevando los reflectores a otro lado. El esqui dejó de ser negocio y el windsurf dió paso a otros deportes extremos que solo piden ir sentado sobre un motor poderoso que arroja chorros de agua a gran velocidad y para los que no se requiere más práctica que la que se necesite para hacer girar la muñeca. Las estrellas, llevadas por el tiempo, apretujadas por el crecimiento de Acapulco, comenzaron su período de contracción para volver al caos primordial.


Bono se adaptó –era un hombre sumamente adaptable- y sobrevivió. De su generación sólo él permaneció cerca del mar, en ese lugar en el que las pirámides humanas y de esquiadores sobresalientes giraban una y mil veces para ser espectáculo y asombrar a todo el mundo –literalmente- en los años cincuentas y sesentas. Poco a poco, como un reloj al que se le acaba la cuerda, los que esquiaban dejaron de girar. Comenzaba el atardecer del atleta.

Sus años finales los dedicó a ser mentor de alumnos de una escuela tecnológica. Ojos jóvenes, cabezas nuevas, semillero de inquietudes fueron los oídos que atentos que seguían la plática experta de quien se convertía en leyenda. El tiempo siguió su embate contra la pared de salud que era Bono y poco a poco lo comenzó a minar y a caer a pedazos de la misma manera que cae a pedazos el Paseo del Pescador.

Ahí yo saludaba a mi amigo. Iba caminando de Manzanillo al centro y me pasaba a saludar al viejo navegante. Con ojos brillantes y la piel tirante sobre sus huesos todavía se las arreglaba para chancearme y bromear sobre su condición física y decirme que asi y como estaba me retaba a entrar al mar.

El Kaloni Kienga de Acapulco, master navegante de muchos mares y de muchas almas conocía su rumbo al ver las estrellas, al perseguir las estrellas. El sol, que lo quemó a chorros durante toda su vida. La Luna, que iluminó sus romances e ilusiones. La Estrella Polar, que le indicó hacia donde dirigir su rumbo. El almanaque de emociones y de curiosidad era el que le indicaba cuál era el siguiente puerto al que arribar.

Bono fue pionero, y como pionero señalaba el camino con su frente amplia y lisa. Ahora no fue la excepción. Te adelantas como buen pionero que eras –y que eres- y finalmente dejas la carcasa vieja en la que se había convertido tu cuerpo marchito para volver a navegar, rebosante de juventud para, ahora sí, alcanzar las estrellas. Tu mar ahora, amigo, es infinito. En el encontrarás a los que se han ido, competirás contra los grandes de todos los tiempos y bromearás con los que se habían vuelto viejos. Las olas serán los brazos de galaxias enteras y una multitud de estrellas brillarán un poco más al reventar contra los calientes gases coloridos que inundan la mar del Universo. Volverás a ser joven y volverás a ser Bono.

Eso, mi querido amigo, era lo que yo quería decir en el mar, frente a tu féretro. Y discúlpame, pero simplemente….no pude.

Viva en Acapulco: http://www.guiainmobiliaria.com.mx
Sepa de Acapulco: http://madreceiba.blogspot.com

Recuperemos Manzanillo

Definitivamente, a veces la iniciativa ciudadana modesta vale mas que esperar una acción de gobierno. Es un entorno en el que cada vez más el ciudadano común y corriente toma la iniciativa que las autoridades elegidas por ellos no hacen . Lo vemos con trabajo, con candidatos, con protestas. Con posters buscando delincuentes pagados por una madre dolida por el asesinato de su hijo, con candidatos surgidos de la sociedad civil sin haber pasado antes por las simpatías de un partido, por uno mismo al escribir de temas que antes no eran admitidos y que espacios como El Sur permiten y alientan como plataforma del ciudadano común y corriente.

En este sentido presento a Acapulco el proyecto de rescate de una de las áreas mas tradicionales del puerto: el Barrio de Manzanillo.

Con un abolengo que incluye el haber sido la primera zona de viviendas establecidas en la península de Las Playas y semillero de esquiadores de la época de oro de este deporte acuático a nivel mundial, ser también el astillero más antiguo que hasta la fecha opera en la bahía además de haber sido el lugar de residencia de un presidente municipal, hoteleros fundadores de la actividad turística en el puerto, un cronista de la ciudad y dos veces ganador de premios nacionales de periodismo, candidatos de partidos de oposición y empresarios de alto nivel y hasta una Señorita Guerrero, el barrio merece, por derecho, que se le antienda.

Y la atención vino, por supuesto, de sus habitantes.
En un muy interesante ejercicio de participación ciudadana, el comité de vecinos se ha lanzado a procurar varias mejoras para su lugar de asiento. Ha abordado, como se esperaba, los problemas tradicionales: basura, drenaje sanitario y pluvial, iluminación, seguridad. Pero también se ha echado a cuestas proyectos de mayor alcance y que tienen que ver con la Playa de Manzanillo y Playa Honda, el astillero que trabaja ahí desde los años 40 y el fondeadero de parte de la flota pesquera ribereña que abastece de producto a nuestro puerto.

Es este sábado en que los propios vecinos le presentan su proyecto al Alcalde con el ánimo de que se sume al esfuerzo, genuinamente ciudadano, de rescatar un área de imagen turística que representará el remate de el proyecto de remodelación del Paseo del Pescador, contemplando cuestiones ambientales, turísticas, de mejoramiento de las condiciones de trabajo de los obreros de astillero y de calidad de vida en general de la gente del barrio.

En primer lugar, se propone reacomodar las embarcaciones de la flota ribereña para que se vean como en una marina, formando bloques de fondeo que faciliten la circulación y ahorren espacio. Se establecerá un canal central de acceso para carga y descarga de producto, personal e insumos y se contará con una baliza que facilite la navegación nocturna.

En una segunda etapa -no forzosamente en ese orden- se invitará a las personas que tienen embarcaciones almacenadas en la playa desde hace tiempo –algunas hasta más de… ¡30 años!- a que terminen de repararlas y que se las lleven del lugar para desocupar la playa, que a lo largo de más de 40 años se ha convertido en un deshuesadero de embarcaciones que no le reportan utilidad a los operadores del astillero –muchos menos al barrio- y si le dan un pésimo aspecto a los paseantes que circulan por la Costera Miguel Alemán, Paseo del Pescador y que acuden a Playa Honda, además de que promueven condiciones de insalubridad que afectan a los obreros y residentes del lugar.

Posteriormente se le solicitará al alcalde que ayude a mejorar las condiciones de trabajo de los operadores del astillero que a la fecha laboran con tecnología que haría sonrojarse a los fenicios por lo rudimentaria, además de que el uso de los nuevos materiales de construcción tales como la fibra de vidrio, resinas epóxicas y catalizadores, requieren de manejo especial, equipos de protección y barreras de contención para evitar que polvos y productos gasificados viajen y afecten a la población escolar cercana y a los residentes permanentes del barrio.

No está fácil, pero hay que hacerlo. Se necesita dinero y hay que buscarlo. Se requiere de la participación de la gente, ya se ha logrado. Se requiere de una defensa del barrio por su habitantes, ya se tiene: es del barrio el que trabaja por el barrio.

La ciudad merece el rescate de sus espacios tradicionales, aquellos en los que los de esta generación aprendimos a nadar, a pescar, a bucear, a oler y saber del mar. Playa Honda y Playa Manzanillo son playas hermosas y tranquilas, son una herencia descuidada y mal aprovechada. Los del barrio queremos rescatarlas. Los del barrio queremos esas dos playas de vuelta con nosotros pues en ella se acunan como joyas muchos de nuestros recuerdos más preciados.

PD. Recuerden, mexicanos, el 1° de Mayo, to lo que suene a gringo, cero. Nada de consumir artículos de compañías americanas. Nuestros hermanitos migrantes necesitan de nuestro apoyo y con esta acción mínima podemos hacerles ver lo que valen ellos en aquel país y lo que valemos nosotros en el nuestro. Todo lo que suene a gringo..cero.

Oferta inmobliaria en Acapulco: http://www.guiainmobiliaria.com.mx
Calentamiento global: http://verdadficcion.blogspot.com

¿Se acabó la pesca?




Seamos realistas…la pesca, como actividad productiva, llega a su fin. A nivel mundial este recurso que ha sido pilar del desarrollo de muchos pueblos y piedra fundamental para el arranque de muchas civilizaciones por fin ha sido sobreexplotado hasta llegar a su punto de no retorno. ¿Increible, no? Quien iba a pensar que el mar, tan grande, tan profundo, tan “lleno de peces” , algún día iba a quedarse sin producción.

Es de conocimiento público que desde hace años se trae el pescado de la Cd. de México, porque en Guerrero no se produce lo suficiente para cubrir nuestras necesidades. En los restaurantes es común la decepción al olfato cuando se cocina pescado: huele mal, a producto muy refrigerado. Y ni mencionemos cuando llega el momento de probarlo. Poco a poco hemos cambiado una ventaja competitiva y hemos ido comprando los paquetes ultracongelados de “mariscadas” y de recortitos de los filetes buenos –que están en otro congelador a otro precio- para atender a la clientela. Si, es más barato, pero –y aunque en gustos se rompen géneros- a mi gusto, no es mejor.

¿Dónde habrá quedado esa imagen que plasmó Don Rosendo Pintos en su libro de Acapulco, en que a las 6 de la tarde en todo el pueblo flotaba el aroma del ojotón recién pescado friéndose para la merienda, acompañado de arroz a la morisqueta y frijoles negros?
Antes había tanta pesca que hasta deporte era. Ahora hay tan poco que pescar que ya mas bien es un paseo marino al arrullo de un motor que perfuma la brisa con olor de diesel o aceite de 2 tiempos. Hace mucho que no voy, pero debe ser tan frustrante como jugar futbol sin porterías, o basquetbol sin canastas, o golf – para los más pudientes- sin hoyos. No existe la más mínima oportunidad de anotar.

Y ni hablar de la calidad del pescado; los buenos eran la sierra, el pargo, el huachinango, el guajo, la bonita, el marlin. Había hasta variedades de pargo: coconaco, dientón, colorado, y muy grandes; 5, 10, 25 kilos no eran raros. Un jurel, aunque deseado como trofeo de pesca, no era considerado “bueno”. El barrilete ni siquiera contaba en las pláticas de café como parte de la captura del domingo anterior. El pez vela contaba bien, pero nadie lo comía; se tiraba en el malecón. Ahora hasta las vértebras con restos de carne son servidas como “morritos” en los restaurantes, y a muy buen precio. La primera vez que los pedí pensé que eran “postas”; cuando los ví y pagué me admiré de la capacidad del restaurantero acapulqueño para venderte caro algo que antes se tiraba. Solo hacía falta inventarle un buen nombre. Y qué decir del ceviche; antes era de sierra exclusivamente. Ahora el popoyote es el rey. ¿No lo conocen? Imaginen un renacuajo superdesarrollado tanto en imagen como en textura de piel. De ese pez estamos hablando.

En este ambiente de agotamiento de un recurso tan importante como es la pesca, no se explica entonces cómo es que un pescador de oficio crea que con más redes, con más lanchas y con más motores vaya a pescar más. Puede aumentarse la flota actual 10, 20, 30 veces y ni aún así se va a pescar más; puede tecnificarse la pesca con ayudas electrónicas –ecosondas y navegadores por satélite- y ni aún así se va a pescar más.

El problema no es la metodología de captura o la infraestructura o el equipamiento. El problema es que el recurso está casi agotado. ¿Vale la pena tratar de salvarlo? No se puede estar regulando las capturas excesivas o por debajo de la talla legal por medio de inspectores de SAGARPA o del Ayuntamiento; no hay presupuesto suficiente para poder habilitar a todos los que se necesitarían.

Pero, a fin de cuentas, los pescadores debieran ser los más interesados en conservar su propios recursos, sus propias fuentes de trabajo. ¿Por qué piden ayuda para acelerar al tope este proceso de extinción? ¿Se arrojan con ojos cerrados, voluntariamente, a un futuro sin pesca y se esfuerzan, con ayuda del gobierno, para capturar el último pescadito pescable el día de hoy? En el discurso de los “pescas” se manifiesta una preocupación por el futuro de sus hijos, pero a la vista de los acontecimientos sólo queda pensar que es un argumento más para ganar un lugar en los medios impresos.

Alternativa…la hay. Es la acuicultura, el cultivo de organismos acuáticos. Peces, moluscos, crustáceos, algas. Países de la cuenca del Pacífico como Japón, China y Corea tradicionalmente grandes consumidores de pescado y ahora productores de mariscos y algas vía acuicultura iniciaron –hace años- con un proceso de sobrexplotación de los recursos pesqueros de manera muy similar a como está ocurriendo ahora en México. Y llegó en momento en que tuvieron que dar el gran paso: el de convertirse en cosechadores-recolectores-cazadores del mar, lagunas y ríos al de ser sembradores y cosechadores de los mismos.

No fue fácil, por supuesto. Hubo que revolucionar y reinventar toda una cultura pesquera similar a la que tenemos nosotros ahora. Del mar solo se sacaba producto. Era impensable introducir algo para, después de criarlo, cosecharlo y consumirlo. Pero finalmente el proceso se dió, y ahora hay espectaculares resultados.

Es el turno de México, y especialmente del estado de Guerrero, de caminar dentro de esta nueva ruta que llevará a grandes resultados después de haber pagado un doloroso noviciado largamente aplazado. Ahora no hay opción. O se le entra o se le entra. Ya algunos pescadores y cooperativistas han empezado, pero aún les falta. Requieren de mucho apoyo y de inversiones importantes de dinero para transferencia y desarrollo de tecnología, pero al final el resultado puede ser muy importante.
Si se quiere, digo, seguir teniendo pescado de la región. Si no, seguiremos trayéndolo de México hasta que allá también se agoten sus provisiones de lugares que de seguro también están sobrexplotados. Y la pregunta que sigue es: ¿Y después…de dónde?

martes, 5 de junio de 2007

¿Y la Educación Ambiental?


En todos los países se hace, en muchos estados de la república ya se lleva a cabo, en nuestro estado no hay interés y en nuestra ciudad es nula. Es ese bicho raro, esa excusa inventada por los naturalistas de la actualidad y que manejan como pretexto barato para obtener algo, aunque sea un poquito, de espacios en la prensa. Se llama Educación Ambiental. ¿Para que sirve, diría alguien exagerando en practicidad, para que sirve en una ciudad que no encuentra su cordura y en la que no se distinguen niveles mínimos de servicios urbanos, llena de baches y de surtidores de aguas negras que cuando no llueve finjen ser alcantarillas de drenaje pluvial? ¿Para que queremos algo tan estorboso, tan…tan…“teórico”.


Dejando un poco de lado todos los argumentos de protección al ambiente que son tan evidentes y que también evidentemente a nadie le importan, manejemos por un momento los que tienen que ver con cuestiones directamente económicas y que supongo, por mucha prisa que siempre tengamos, si importan.


Una ciudad sucia no es visitada y no deja dinero. Perdemos fácilmente de vista que es obligación acapulqueña presentar una excelente imagen turística y que si no es lograda la gente simplemente no viene, pues tiene la opción de preferir una ciudad mas decente. Porque sí, aunque se nos haga difícil de creer, a la gente le gusta visitar una ciudad que esté limpia y se vea ordenada.


Si tuviésemos la capacidad para desarrollar un programa mínimo de Educacion Ambiental, podríamos ahorrar también mucho dinero y espacio. No es necesario remarcar lo fácil que sería resolver el asunto de la basura si la gente la dispusiera en los lugares adecuados y no en la calle o en las barrancas o en los cauces de arroyos. Concedamos por un momento el asunto de un servicio de recolección de basura deficiente, porque lo es, pero aún así parte del esfuerzo debiera venir de la propia población, no del gobierno. Ya nos dimos cuenta de que de él obtenemos muy poco. Sabemos que hay manera de recuperar algunos materiales de la basura para reducir el volumen de disposición y una buena parte de los alumnos de escuelas primarias ya lo conocen, pero al momento de hacer la sugerencia hacia la generación progenitora el impulso se detiene. Ellos quieren seguir haciendo las cosas como siempre las han hecho.


Ha habido algunos avances, y de alguna manera podemos decir que también es por una nueva educación. La recuperación del aluminio y el ponerle precio ha llevado a que no encontremos una lata tirada por la calle. Se comienza también con el plástico PET mediante ingeniosos mecanismos por los que algunas empresas dan valor a este desperdicio y provocan que de ser sólo un bote tirado en el suelo de alguna manera se convierte en dinero. Y nadie deja dinero tirado en el suelo.


Y hasta aquí hemos hablado de lo evidente. ¿Que tal que veamos algo de lo que no lo es tanto? La botella de plástico PET almacena mucho aire, asunto que vuelve caro el transporte hacia el relleno sanitario. Una vez puesta como basura ahí también reduce la vida útil del depósito, pues ocupa con aire un espacio que podría ser utilizado para la disposición de basura. De alguna manera ya sabemos –no nos hagamos- que si aplastáramos la botella se reduciría en mucho el costo de transporte hacia el relleno sanitario y su almacenamiento en el mismo; no perdamos de vista que esta pieza estrategica de infraestructura básica municipal nos costó a todos y en el futuro nos van a volver a costar las obras de ampliación. La botella PET con el tapón puesto aguanta que un auto mediano pase por encima de ella sin colapsarse, por lo que la presión que pudiera hacer sobre ella un camión o depósito compactador no va a resolver el problema del aire. Si tan siquiera abandonáramos la costumbre absurda de ponerle el tapón a la botella cuando la tiremos a la basura, con algo estaríamos contribuyendo. Si como antes se dijo, cooperáramos con aplastarla, por supuesto que sería mucho mejor.


El aceite usado de vehículos y hasta el que se usa para cocinar es de lo más nocivo para la operación de las muy deficientes plantas de tratamiento que tenemos en nuestro puerto. Me tocó en suerte ver en Tijuana como con 5 litros de aceite de carro que alguien arrojó por el excusado de un núcleo poblacional de 35 mil personas y que llegó a su flamante planta de tratamiento de aguas residuales de alta tecnología -con reactores de bacterias, totalmente computarizada y con resultados espectaculares en el tratamiento de efluentes- destruyó en minutos el delicado balance que debe ser conservado para poder tratar los residuos urbanos. Hubo necesidad de vaciar todos los contenedores, lavar concienzudamente, volver a llenar y reiniciar el proceso con inóculos de bacterias nuevos para poder poner en operación la citada planta. Y todo por 5 litros de aceite. Quizá la intención del “agresor” no fue la de dañar la planta, pero por desconocimiento de cualquier manera lo hizo.


De todo lo anteriormente escrito hay mucha gente, se crea o no, que ni siquiera tiene conciencia cabal de las consecuencias que tiene por llevar a cabo acciones mínimas todos los días. Así siempre lo han hecho y no alcanzan a ver el terreno de las consecuencias. Es precisamente ahí en donde se ocupa la intervencion educativa.


¿Cómo, nos preguntaremos, cómo se ha de llevar a cabo esta labor indispensable en cualquier ciudad y con carácter urgente en la nuestra, que tiene una imagen que cuidar porque de ella vive, cómo corregir este impulso depresor de la calidad de vida de todos? La respuesta es la Educación Ambiental.


Que cuesta dinero, claro. No es fácil, es una tarea muy laboriosa y hay muchos rezagos que aliviar. Pero el dinero que se le invierta –porque es una inversión- siempre será menos que el que tenga que gastarse para corregir una vez que se ha causado daño. Y lo que se logre, recordemos, siempre tendrá un impacto positivo en la finanzas del municipio. Y en el turismo que llega al municipio.


A grandes males, grandes soluciones. Y ahora mismo las comunicaciones facilitan ejecutar grandes soluciones llegando a las grandes masas. Programas de radio, de televisión, en horas con picos de audiencia, mediante la creación de personajes que ilustren lo bueno y lo malo de las acciones nuestras de cada día, patrocinados por programas municipales o federales de recuperación de imagen o salud urbana o incluso por la propia iniciativa privada porque le preocupa atraer gente que quiere visitar un lugar limpio. Hagámosolo aunque sea por interés propio, ya que el comunitario no nos interesa tanto. Hagámoslo por salir de este hoyanco económico en que hemos caído porque no nos hemos ocupado ni tan siquiera en limpiar nuestra casa para recibir a los muy pocos que ahora nos vienen a visitar.


Eduquese a sì mismo: http://madreceiba.blogspot.com


domingo, 3 de junio de 2007

Máma…se está saliendo el mar…


Una vez más, con su regularidad anual –aunque no recuerdo si en
esta época- el mar “se volvió a salir” de su vaso. Es un fenómeno alarmante para quien no lo haya visto anteriormente, sobre todo después de haber alimentado la imaginación con las pavorosas imágenes del tsunami de Bandar Aceh de diciembre del 2004. Olas gigantes devorando gente y ciudades. Medio millón de muertos, millones de afectados y miles de millones de dólares en daños. ¿Cómo olvidarlo?

Resultó interesante ver por televisión las miradas de la gente hacia el mar, preocupadas, como queriendo reconocer algun parecido en situaciones similares pero sin llegar a hacer el click del recuerdo atrapado. Los automovilistas disminuían la velocidad al pasar frente al Hotel Emporio –que por cierto, siempre se ha inundando, ya sea por influencia del mar o por arreadas provenientes del arroyo de La Garita- y de alguna forma creo no pocos pensamos que se parecía a las imágenes aquellas de Indonesia, la India y anexas, pero en chiquito.

Para los que me llamaron por teléfono –gracias- pensando confiadamente que yo les podía dar una explicación, me debo a ellos asi que aquí la proporciono.

El viento sopla sobre la superficie del mar y “la arruga” empujando el agua hacia el frente. Ese es el origen de casi todas las olas. Si el viento es ligero, es una arruguita. Si el viento es fuerte, es una arrugota. Si el viento sopla fuerte durante mucho tiempo las arruguitas se empiezan a organizar y forman una gran onda con mucha energía que es capaz de atravesar oceános enteros sin apenas perder nada de su fuerza. Generalmente son grandes tormentas en mar abierto las que las producen estas olas y se caracterizan por ser muy largas y al llegar a la playa reventar con mucha fuerza. Se les conoce como marejadas. Este es el caso del “mar que se sale” en Acapulco. Grandes tormentas en la porción media del Pacífico Sur están generando la mar de fondo que se extiende en grandes círculos concéntricos a partir del orígen – como las ondas que se forman cuando uno tira una piedrita en una cubeta de agua- y llegan a costas lejanas sorprendiendo a la gente por su potencia.

Una vez con la tranquilidad que proporciona el saber de donde salen las cosas, hay que buscar sacar provecho de la pequeña lección-aviso muy adelantada que da la naturaleza. Me ha tocado toparme con gente con miedo –disfrazada de optimista exagerada- diciendo:
“Uuuuh...no, aquí no entra un tsunami…nos protege la bahía…”

Tenemos la fortuna de poder contar con un aviso oportuno. Registremos con cuidado los lugares a donde con mayor fuerza se estrella el oleaje, por dónde invade el mar la Av. Costera, hasta donde llegan las olas en el Revolcadero, Puerto Marquez y rumbo a Barra Vieja y descubriremos la vía probable de ingreso de un tsunami a nuestro acapulquito. Digan lo que digan los optimistas-oceanográfos arriba mencionados.

Es de entenderse que no se anuncie con bombo y platillo estas zonas de riesgo evidentes. Acapulco está siempre en el centro de la atención pública y cualquier cosa, generalmente mala, invade instantáneamente la prensa y baja nuestros bonos ante otros centros turísticos. Vean si no: en lugar de ofrecer a nuestro puerto como un lugar ideal para la práctica del surf con olas muy a propósito…¡se presenta como el centro de un extraño fenómeno oleográfico que compite en los espacios de prensa con las matazones que ahora ya son lo normal en Guerrero! No se vale.
Algo bueno debemos tener, aunque sí es evidente la falta de preparación para cuando ocurra un fenómeno tipo tsunami, evento catastrófico que tarde que temprano se tiene que presentar.
Por otro lado, interpretemos el asunto de manera romántica. Después de una explicación técnica que puede ser satisfactoria para nuestro ego científico, quizá el asunto apunta por otro lado: ¡Hemos hartado al mar! Llegamos al punto de exasperarlo tanto que de esta manera escupe sobre nosotros su coraje y su impotencia de estar encadenado gravíticamente a la cuenca en la que todos vertimos nuestros desechos. Basura, aceites, pesticidas, muertos e innombrables etcéteras. ¡Tomen, llévense de vuelta toda su basura! ¡Dejen de desechar sobre mis aguas todos sus desperdicios para mantener, eso sí, muy limpias sus casitas! Ya me tiene harto su cinismo de venir aquí a tirar su basura y después pretender a venir a pescar sus frutos y quejarse de que ya no se pesca como antes. ¡Evolucionen…ya!

Tomémoslo como un regaño suave, cariñoso, el tradicional “enseñar machete” costeño. El tsunami será una nalgada bien puesta en las dos pompas.



Pagina en blanco


Si, lo sé. Ahí estás, delante de mí. Blanca, impoluta, tanto que no se atreve uno a tocarte, aunque a veces -bien lo sé yo- en un arranque mi primer impulso es arrugarte, tirarte y olvidarte una vez más. Pero siempre apareces delante de mí, ahora por lo menos una vez a la semana. Te miro detenidamente, trato de penetrar tu delicada y semitransparente corteza tratando de encontrar como es que puedes portar tanto con tan poco. Puedes ser tan sabia que llegues a contener símbolos que sólo puedan interpretar los iniciados. Puedes ser tan vulgar que sólo contribuyas a regar gráficamente un poco más los pecados del mundo con una innegable potencia de voz y voto.


Tu origen vegetal lleva a confiemos en ti como se pudiera confiar en una madre. ¿Qué madre daría algo malo a su hijo cuando le pidiera algo bueno? Ninguna, salvo muy contadas excepciones; como todo en esta vida, hay calidades y verdades. Casi alcanza uno a oir el raspar de la antigua pluma de tinta fuente sobre tu áspera superficie lograda a base de lavados ácidos y procedimientos aclaradores, aunque las actuales plumas de gel han desprovisto a el escritor de ese sonido que le acompañaba en las madrugadas “de parto”.


Ahora tu blancura aparece en un monitor con una representación electrónica de lo que antes era una página en blanco, aunque no por eso dejas de ser menos temible. Tu faz pálida, interrogante, retadora, invitando a romper la superficie monótona con trazos negros que broten de ese abismo sin fondo donde nacen las ideas, los pensamientos y las creaciones mas acabadas del hombre. Da miedo, sí , da miedo un página en blanco. Aquel que escribe lo conoce, y el que no, quizá fuera mejor que no incursionara ni por casualidad. Pero quien le puede pedir a un viajero que no cruce por las dunas de un desierto o los ríos caudalosos de una selva. Lo único que se lograría sería exacerbar sus ánimos y encender su terquedad para volver a la carga. Hágalo, caro lector, pruebe el colocar una página en blanco frente a Ud. y entonces exponer una idea -si es que ya tiene la idea- y trate de provocar una reacción en un lector.

A veces uno piensa en lo que van a pensar los demás y esta es una barrera importante que hay que romper rápidamente para no permitir que el “miedo escénico” nos congele a mitad de la creación. Si hubiese que buscar una acción similar para inspirarse en ella lo ideal sería pensar en un clavado desde una plataforma de 10 mts. Subes, te aproximas a la plataforma, procuras no ver hacia abajo -y menos aún para comprobar si hay espectadores- y te arrojas. No hay tiempo de pensar durante el descenso si vas a caer de panzaso, nalgazo o con la planta de los pies. Solo procuras caer lo mejor posible. Los comentarios –y el ardor- vendrán después indicando los puntos fallidos. Escribir es muy parecido.

Que no se sabe lo suficiente sobre el tema…que más da, en la actualidad nadie sabe lo suficiente sobre ningún tema. ¿Faltas de ortografía? Piensen en su maestro preferido y cúlpenlo mentalmente de la tragedia. ¿Estructuración poco clara? Siempre queda el recurso de culpar a la gente de la redacción del periódico. ¿Cambiaron las circunstancias que llevaron a escribir el artículo? Culpen entonces al jefe de la redacción , que tardó mucho en publicar el artículo. Como se puede ver, hay multiples maneras de salir bien librado. Y al final, la excusa máxima para poder escribir sin incurrir en ninguna culpabilidad presente o futura: declaren que es solo su opinión y que cualquiera puede tener la suya propia. No entren en conflicto con sus lectores, total, si lo leyeron es que el artículo ya salió publicado y de seguro ellos todavía no publican nada.
Los estados alterados del diario vivir ayudan a escribir. El amor, el desamor, la indignación, la alegría, la ira, la tristeza, la admiración, la angustia, la desesperanza, son todos buenos motivadores para quien escribe. No creo recordar un escrito notable que haya surgido de un estado plano de equilibrio emocional. Siempre salen de una montaña, de un abismo o del caminito accidentado con el que se comunican. ¿Y quien no ha tenido todo eso? Lleva tiempo, eso sí, saber interpretarlo, poder canalizarlo de manera que se transforme de un sentimiento y una emoción avasalladora a un río de simbolitos latinos que nacen a la vida con el suave chac-chac-chac plástico de los teclados modernos.
Ya puestos ahí, como hijitos nuevos, te contemplan cariñosos con sus bracitos negros bailando esa ágil danza congelada que es ya una idea plasmada en una página en blanco. Ya está una pequeña parte de uno en cada letrita que mancha la página queriendo vencerla en su propio terreno, queriendo demostrarle que a pesar de que por el mundo han escurrido muchas ideas todavía quedan muchas más por manar de la inagotable fuente de la imaginación de algún escritor.

¿Cómo hará la gente que escribe música y letra? Genios diría yo, de poder combinar extremos tan dispares de la creación humana. No me refiero a las letras de los gruperos y bandas que le cantan al eterno traidor o traidora -ya sea hombre, mujer o fortuna- y que educan a la nefasta a nuestro pueblo que al bajar de un micro o camión urbano llevan programada la derrota en sus ya de por sí mal influenciados ánimos. Hablo de aquellas letras inteligentes, profundas, sabias, con arreglos que despiertan emociones, abren horizontes y cierran mundos faltos de esperanza. ¡Como me gustaría saber de cómo uno de esos compositores vence en su terreno a la temida página en blanco!

En fin, el proceso es como todo en este mundo, un aprendizaje al que no se le ve final. Y en ese aprendizaje es bueno ser agradecido con quien ofrece la oportundidad de desarrollo. En este punto agradezco al periódico El Sur por haber servido como plataforma a su servidor y permitirle haber escrito sobre lo que se le pegó la gana y como se le pegó la gana con muy pocas intervenciones para modificar las entregas, prácticamente todas para poner a salvo mi incipiente prestigio corrigiendo las fallas propias del novicio con la proverbial paciencia del tutor experimentado.

No, no me voy, sólo escribo para congratularme a mí mismo y para felicitar al periódico y a sus numerosos lectores por su nuevo suplemento -¡cultural!- Hoja por Hoja que salió y espero siga saliendo el sábado, la nueva y también esperada edición del domingo y, por si fuera poco, con una cereza en el pastel, la revista semanal Día Siete que viene a reafirmar la importancia que el ahora sí diario El Sur tiene en la vida de nuestro estado. Si antes estaba orgulloso de ser colaborador, ahora…¡no hay quien me aguante!

Felicidades y larga vida a El Sur y su nuevo proyecto de periodismo en Guerrero.

Joe Killer ha regresado: http://joekillerenlared.blogspot.com
Viva el verano todo el año: http://www.guiainmobiliaria.com.mx

Narco-excomunión.


De no creerse las declaraciones de las iglesias, representantes autoproclamadas del Señor en la Tierra. Para nadie es noticia que muchos de los peores crímenes en contra de la humanidad han sido llevados a cabo en nombre del Ser Supremo, y han sido descaradamente realizados por los que se dicen ejecutores de sus mandatos, en muchas ocasiones convenientemente interpretados para conseguir fines torcidos. No hay mas que escarbar un poco en la historia para encontrar pruebas abundantes de esto, asunto que las venerables instituciones reconocen a regañadientes con un apenado “usted perdone…”

Ahora tenemos religiosos opinando no como líderes espirituales, en donde es evidente que no han logrado mucho, sino desde posiciones políticas, queriendo influir en ambientes sociales que no han sido atendidos y en los que es de gran necesidad una propuesta práctica que lleve a soluciones para ser aplicadas el día de hoy. Sin dejar de lado que, al igual que cualquier solución a cualquier problema, el aborto pueda llevar a excesos, la decisión debiera ser un asunto personal y muy bien pensado desde el punto de vista de calidad de vida. La mujer violada, la excesivamente reproductiva, la que inicia su vida sexual con poca información, la que simplemente no tiene con qué alimentar una boca más.

A continuación el espectáculo de definir a partir de “cuándo” comienza la vida. ¿Será a partir de la concepción, cuando apenas son dos células que atinaron a reunir su material genético para completar los 46 cromosomas que definen a un ser humano? ¿Cuando sean cuatro célulitas, ocho o mil? Se tenía que fijar un punto de referencia y se optó por establecer como viable antes de que se cumplan las 12 semanas de embarazo, lo cual me imagino tiene mas que ver con el tiempo máximo en que puede ser efectuado un aborto sin poner en peligro la integridad física de la mujer.

Era asunto difícil de decidir desde el punto de vista de que, según recuerdo, no había una opinión lo suficientemente autorizada ni moral ni científicamente para decidir a partir de qué momento un ser humano era consciente o había ya recibido su alma o algo así. Radicales indicaron que esto ocurría desde la misma reunión de espermatozoide y óvulo, asunto que confirmó mas que otra cosa su postura radical. Siempre me pregunté si alguna vez pensaron en la cantidad de óvulos y espermatozoides que se pierden durante las actividades solitarias masculinas y en los períodos regulares de las mujeres, en los cuales mueren respectivamente millones y decenas de estos dos tipos de células al no ser viables mediante la creación de un nuevo ser vivo. Quizá nunca se tocó el tema debido a que era incómodo pensar en que cada una de ellas solo acarrea 23 cromosomas y argumentar en ese sentido representaba defender quizá a solo la mitad de un ser humano. ¿Defensa de medios seres humanos? Pudiera ser. Somos tan absurdos que hasta la existencia del limbo es sólo un asunto de opinión, y por tanto –quiero imaginarme- de época y hasta de moda.

Leo en El Sur las declaraciones hechas en Aguascalientes por el arzobispo de Acapulco para justificar entonces la excomunión de los legisladores que voten a favor de esta iniciativa. ¿Los argumentos? Cito: “son promotores, no sólo testigos oculares, promotores de una ley contra la vida, contra su conciencia y contra Dios…” Y prosigue justificando. “ no somos nosotros excomulgando, existe una normatividad. Si son católicos la Iglesia tiene en el canon de la Iglesia actualizado en 1983, que dice que todos aquellos que colaboren para el aborto, y sobre todo los legisladores que lo aprueben, están colaborando, dice que automáticamente tienen esa pena de excomunión.” Pero, continua la nota “ no solo los diputados participantes, sino que también los católicos que sepan que se está aprobando la despenalización y no se manifiesten en su contra”. El arzobispo de Yucatán viene a reforzar la posición rematando con que “ no sólo decimos que es pecado quitarle la vida a un ser humano, sino que, cuando se trata de la vida de un ser humano indefenso, dice la Iglesia católica que es una excomunión…”

Menudo problema este de una excomunión masiva de mexicanos; ya hasta su sentido pierde como acto puntivo. Por supuesto que no creo que haya sacerdote o religioso de ninguna jerarquía de la iglesia católica que hay tenido que sufrir la humillación de tener que parir un hijo producto de una violación, aunque esta última agresión probablemente si sea de su conocimiento: se ha sabido de tantos escándalos de tipo sexual hacia del interior de las congregaciones religiosas.
Quizá sea por eso que opinan tan a la ligera sin considerar lo humillante que debe ser para una mujer cargar en vientre y vida al hijo de un agresor desconocido. O tener que mantener una boca más sólo para no pecar. O destruir un futuro volviendo a una niña en madre, consciente o inconsciente, antes de tiempo.

Todo este asunto que huele a extrema mojigatería y protagonismo me lleva a plantear una propuesta que tiene que ver con la vida, la calidad de vida, la salud de una sociedad y de sus miembros y la paz en ya no solo en una comunidad, sino también en todo el país. Tenemos entre nosotros a hermanos que, debido a infancias difíciles o culturas deformes como las que vuelve sujeto de atención el delincuente brasileño Marcola, llevan a cabo actividades que han podrido y desorientado en alto grado a la sociedad.
Han desencajado y destruído inmisericordemente familias enteras, aterrorizado vecindarios, arrebatado la paz de nuestras conciencias, distorsionado las percepciones de lo que es deseable y aceptable. Han inaugurado secciones completas de cultos extraños tolerados por la Iglesia católica y demás, asesinan a diario, corrompen personas a diario, prostituyen y establecen condiciones para que se extienda la prostitución y vicios extremos a diario y proclaman a grito pelado sus triunfos sobre la sociedad y sus autoridades a diario en corridos y canciones que escuchamos y toleramos diariamente en vehículos particulares, camiones, taxis y centros comerciales. Son nuestros hermanos extraviados del buen camino, los narcos y todos sus asociados.

Excomulgue, señor arzobispo, excomulgue usted a los narcos y a los que se asocien con ellos. Promueva una normatividad –como esa que dice que existe contra el aborto- para que se establezca la narco-excomunión. Estos inteligentes y audaces empresarios globalizados y altamente tecnologizados del nuevo siglo han probado con mucho ser mas dañinos a nuestra sociedad que una adolescente que aborta un niño por un revolcón mal cuidado. Esa sí que sería una buena contribución de la Iglesia católica para el restablecimiento de la paz en nuestro país en el supuesto –esperemos- que a esto los narcos y compañía si le teman. Si a los ciudadanos nos acusan de ser pasivos y merecedores de excomunión por no manifestarnos en contra del aborto, yo les acuso de ser tibios para calificar capítulos aberrantes de la religión tales como la Santa Muerte y Juan Soldado sin apenas hacer una declaración razonable.

La sociedad acude a ustedes –sépanlo, tienen la responsabilidad- como guías espirituales que les guste o no viven en este mundo y tienen que tomar decisiones para este mundo. En definitiva se tienen que atender primero lo asuntos de suma urgencia. Y entre ellos el aborto no es, ni con mucho, el mas importante.

Y otras iguales: http://www.acapulcoamigo.com
Es lindo vivir en Acapulco: http://www.guiainmobiliaria.com.mx